Era su día más feliz
Y vestida de blanco estaban
Con los cabellos finos
Y la sonrisa no faltabaA la puerta del Altar llegaba
Con su padre de la mano
Y sus pasos desbordaban
La felicidad de aquel veranoEn aquel templo se encontraba
El enemigo sin retraso
Y con aquella joven bella
Acabo de un plomazoEn un desierto de lágrimas
Sumergió su cuerpo esbelto
Y entre brisas y vientos
Dios un milagro regalabaPorque aquella joven bella
Hoy reboza de felicidad
Y solo Dios y ella
Conocieron la verdad