Se pone difícil

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Temprano en la mañana, los pájaros cantaban entre los árboles de su ventana, tal vez hablando entre ellos o solo alardeando de alegría, mientras que los árboles danzaban con el aire. La luz salió desde la ventana de la cocina, dando a entender que era un día nuevo temprano por la mañana. El joven Bellarose salió de su habitación, bajando las escaleras de porcelanato frío escalón por escalón, llegando a la planta baja de su casa para luego comenzar a caminar hacia la cocina. Una vez ahí, tomó su taza con café caliente recién hecho de la mesa de la cocina, después dio un bostezo al aire debido a que apenas se acababa de levantar de la cama. Se sentó en una silla de la mesa de la cocina saludando al mayordomo de la casa, manteniendo sus ojos entre cerrados y abiertos, con su cabello despeinado y rostro cansado, viendose sonámbulo.

De repente empezó a sentir una especie de vibra rara en el lugar, era como la típica inseguridad de que algo se te olvida pero no sabes exactamente que cosa. Algo así le pasaba; tenía la sensación de que algo le faltaba pero no sabría decir que.

No lo había notado, pero su madre también había llegado la cocina antes que él; estando aún con su túnica para dormir, con pelo suelto ligeramente despeinado y preparándose un café con la cafetera de su cocina. La miró de reojo por unos segundos para después bajar la mirada hacia el café que tenía en su mano derecha, y como si se tratara de un tipo de déjà vu, mágicamente recordó la presencia de su amigo en su casa, logrando reconocer el hecho de que no lo había visto pasar por la cocina en todo el tiempo en el que estuvo ahí.

Enseguida su cabeza dio un giro de ciento ochenta grados hacia el lado izquierdo de la cocina, más específicamente, hacia donde se encontraba su madre preparándose su café bien cargado, extrañamente quieta y tranquila.

— Mamá, ¿dónde esta Topo? Se supone que debió haber madrugado.

Lo que decía era verdad, su amigo de piel morena clara siempre acostumbraba a madrugar por las mañanas, gracias a los problemas de insomnio que siempre habia atraído consigo desde los diez años.

— Bueno hijo, lo vi pasar por la cocina con su ropa para salir, me dijo que iría afuera caminar o algo así —le respondió algo extrañada y sorprendida la mujer.

No parecía entender el porqué Gregory le hacía esa pregunta.

— ¿A caminar? Se supone debería seguir en casa ¡aún esta enfermo! —comentó el joven exaltado.

《 ¡Ese imbecil! ¡un día de estos me voy a morir por ese pendejo! 》pensó Gregory enfadado, mientras salía corriendo de la cocina hacia su cuarto para cambiarse y salir a buscarlo.

Mientras tanto, su madre fue testigo de la rapidez con la que pudo alistarse para ir a buscar a su amigo el francés. Gregory se peinó, se vistió, se puso su chaqueta negra y tomó las llaves de su auto del portador de la casa.

— ¿Vas a ir a buscarlo? —preguntó su madre antes de que él cruzará la puerta.

— Si, madre. Dile a papá que regresaré en cuanto lo encuentre —dijo finalmente para cerrar la puerta de su detrás suyo e irse.

— ¡Por favor llega antes del almuerzo! —gritó desde adentro la mujer.

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Estaba conduciendo por las calles del pueblo en rincón en rincón, buscando a Topo mirando por las ventanas de su auto. Cruzó muchas villas y barrios de aquel montañoso pueblo; sin embargo, el Topo no aparecía por ningún lado. Llegó un punto en donde detuvo su vehículo casi cerca de las afueras del pueblo a reflexionar sobre lo que estaba haciendo mal al tratar de buscarlo.

¿En donde aún no había buscado? Tal vez se encontraba en uno de los valles montañosos del pueblo (no, él no era de esos que buscaban lugares con mucha vegetación), o tal vez. . .
Algo hizo corto circuito en la cabeza del rubio, haciendo de se le prendiera el foco en ese mismo instante. Claro, se trataba del Topo, normalmente buscaría un lugar con mucha tierra y barro para descansar o escarbar con su pala, ¿cómo no se le había ocurrido antes?

Chico Gay (ChrisPocke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora