Imaginemos por segunda vez..
- ¡No! - Aseguré -.
Él se sienta en su sillón (solamente diseñado para él) tan negro como la noche. Me indica con su dedo indice que vaya hacia allí y obedezco como si me encontrara bajo algún hechizo mágico.
- No quiero pensar en tener que cuidarte mientras trabajo - Inclina sus manos para tomar mis caderas y sentarme encima de sus piernas -. Quiero que utilices todo lo mío cuando y donde quieras - Se inclina a besar mi mejilla -.
- Pero... - Protesto en vano y solo suspiro -. Es todo tan nuevo para mí, me alejaste de mi familia...- Miro hacía sus manos que iban de arriba a abajo por mis muslos -.
- Te he dado la opción y elegiste venir con tu ídolo - Sonríe -. Sabes que te necesito aquí
- ¿Volveré a verlos? - Siento mis labios temblar levemente -.
- No lo sé, cariño aún no logras entenderme, me siento posesivo contigo. Sé que me perteneces pero no puedo permitir que te alejes de mí. Volveré a caer en el maldito tabaco y el alcohol si te vas - Siento que atraviesa mi corazón con una aguja en cada palabra -.
- Justin, no te dejaré - Tomo su rostro y lo beso. Tenía sabor a menta, como siempre -. Ellos deben extrañarme...
- ¿Y mi familia? ¿Acaso no son nada para ti? - Nuevamente siendo incrédulo -.
- ¡Por favor! - Protesto - No quiero discutir, solo..
- Solo hazme sentir bien - Toma mi mentón para atraer mis labios a los suyos y morderlo. Me siento como una muñeca en manos de su dueño. Guía mis piernas a ambos lados de las suyas y mis rodillas se hunden en el frío sillón. Comienza a acariciar mi cabello, como siempre. Podía aún sentir su inseguridad en cada beso, como si se tratase del último y sabría que pronto cruzaría la puerta y no volvería a verlo. Pero estaba equivocado y no importase cuantas veces se lo dijera, él no quería compartirme con nadie.
- Justin - Gimo al sentir sus manos en mi abdomen -.
- No soportaría la idea de un niño quitándome tu tiempo, eres mía - Gruñe.-