Imaginemos por última vez..
Si no te gusta lo pervertido, no lo leas, gracias.
— Justin — Su boca ahora esta mordiendo mi cuello, suave pero salvaje. —.
— Prométeme que no vas a usar tu celular — Susurra —. Odio que te mandes mensajes
— Lo voy a pensar — Suelto una risita traviesa —.
— Te puedo dar el mundo entero — Abre la cremallera de mi vestido y lo deja caer al suelo. Me siento perdida en una burbuja. Sus ojos mieles no se quitan de los míos en el momento que se dedica a chupar y morder mis pechos —. Quiero hacer algo.
Me guía al gran ventanal de la sala de star. Solo estábamos rodeados de vidrios pero aquel era especial, tenía una vista especial. Lleva mis manos hacía el frío vidrio y las sostiene con su mano derecha mientras su otra mano se ocupa de bajar sus pantalones.
— Mira el paisaje y disfruta — Lame mi espalda y luego golpea mi culo —. No debemos discutir.
— Repítetelo — Bromeo.
El silencio comienza a reinar en la gran habitación y siento mi respiración acelerar ante la intriga de su próximo movimiento. Aún sujeta mis manos contra el vidrio. Lo siguiente que siento es su miembro dentro de mí.
— No más bromas — Gime en mi oído y vuelve a embestir dentro —.
— Sí, mierda, sí — Gimo en alto.
— Puede pasar una persona allí y seguiré follandote porque eres mía — Muerde mi hombro y apoyo la frente contra el vidrio —.
Mis pechos se erecta ante el cambio de temperatura y imploró más. Él gime en alto mi nombre y yo el suyo. Su mano suelta las mías y sujetan mi cadera con fuerza, con posesión.
— ¿De quien eres? — Gruñe —.
— Justin Bieber — Apenas puedo hablar pero sé cuan duro lo ponía que dijera eso. Lo siento entrar aún más dentro de mí y echo la cabeza hacía atrás disfrutando pero entonces él guía mi cabeza nuevamente hacía adelante.
— Mira el paisaje, mira donde estas y recuerda con quien — Aún no sabía como tenía la habilidad de hablar y follar a la vez pero hacía del momento aún más caliente.
Embiste aún más salvajemente dentro de mí y el orgasmo colapsa nuestros cuerpos. Puedo ver los fuegos artificiales caer cobre las colinas frente a mí y cierro los ojos creyendo estar en el paraíso.
— Eres mi mujer — Su rostro esta alado mío y me besa. Me guía cariñosamente hacía nuestra cama y cubre nuestros cuerpos con la sabana de seda negra.
Pronto el teléfono comienza a sonar y llevo mis manos a la cabeza. Mierda, lo justo para cagar el momento. Lo que haga, estará bien.
— Justin — Imploró susurrando —.
«Por favor que lo ignore»
Camina en silencio hacía mi teléfono y con un solo golpe contra la pared logra que caiga al suelo con la pantalla completamente negra. «Dios, este hombre»
Cierro los ojos y el vago recuerdo llega a mi mente, aún podía visualizar la tristeza de Justin contándome la historia de haber sufrido una infidelidad y cuanto había dado por aquella mujer. Sí, una mujer. Gran historia, demasiado para recordarla.
Sus brazos rodean mi cintura y sé que él esta bien y yo igual.
— Tranquila, puedo comprarte miles — Entrelaza sus manos con las mías por encima de mi abdomen —. Pero siempre odiaré que lo uses.
— ¿Sabes al menos quien era? — Solté una risita —.
— Siempre graciosa — Siento la presión de su miembro en mi espalda y suspiró —. Era Jennifer, la arquitecta, seguramente querría hablar de la nueva casa.
— Deberíamos construir una en Argentina — Sugerí sigilosa.
— Deberíamos..— Susurra —. Ahora duerme
Siempre tan demandante, tan posesivo, tan Justin.