1. La Llorona

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Una ruptura nunca es algo fácil de sobrellevar. Dejar ir a quién te juraba amor eterno, y que tú creías el amor de tu vida. Ver como todos los planes que tenían juntos se hacen pedazos. Sentir tu corazón siendo pisoteado. Ver todas tus ilusiones hacerse humo. La amargura, el sentimiento de traición, de abandono. Sentir que fue tu culpa. Sentir que perdiste todo y debes comenzar de cero, en completa soledad...

Jamás pensó que algo así le sucedería. Toda su vida creyó que el dolor de un desamor era una tremenda exageración promovida por los medios de comunicación, que no podía ser tan grave... Pero la vida se había encargado de hacerlo tragarse sus palabras.

Después de más de cinco años de lo que creía un felíz noviazgo, y estando a seis meses de casarse, el hombre al que le entregó su corazón lo había dejado por otra persona.

El muy desgraciado ni siquiera tuvo el valor de darle la cara. Simplemente le envió un mensaje de texto, diciéndole que se había terminado, y que no lo buscara, y después lo bloqueó de todos lados. Aún así, se negó a creer que eso estuviera pasando, pero al llegar a la casa que compartían, y ver un documento donde él le cedía todos los bienes que consiguieron en conjunto, firmado, junto a una carta reafirmándole que no era ninguna broma, y un sobre con el dinero invertido en los preparativos de su boda, no pudo seguirse haciendo el ciego.

Ese día se puso como loco, lloró, gritó a más no poder, sentía que se le desgarraba el alma y el corazón. Sus amigos se enteraron por el mismo desgraciado que le había roto el corazón, y acudieron en su socorro, consolandolo en su desdicha.

Ellos hicieron lo que pudieron para tratar de apoyarlo, pero nada consiguieron. Incluso tomaron turnos para quedarse a dormir una noche a la semana con él para hacerle compañía y evitar que intentara una locura. Su amargura y dolor eran demasiados, nada parecía ser suficiente para sanar su corazón herido.

Un mes después, con la temporada de vacaciones cerca, entre todos decidieron proponerle la idea de emprender un viaje para olvidar ese doloroso incidente. Él se negó, pero ante la insistencia de todos sus amigos, terminó aceptando, empacando y subiendo al avión a regañadientes.

Al llegar, sus amigos estaban emocionados por conocer ese país del que dos de ellos que más viajaban, les habían hablado tanto. Pero él seguía demasiado amargado por el recuerdo en su memoria.

Apenas llegaron al hotel, se encerró en su habitación y no quiso recibir a nadie, excusándose con estar cansado, pero en realidad se la pasó llorando toda la tarde hasta quedarse dormido.

Al otro día, tenían un recorrido y reservación para acampar en uno de los lugares turísticos de la ciudad. Habían llegado en temporada de otoño, vísperas de una festividad nacional, y las calles estaban llenas de decoraciones coloridas de papeles con figuras de calaveras, y un montón de decoraciones de ese tipo.

Todos sus amigos estaban fascinados por aquella tradición, él solo se arrepentía de haber ido. Ese viaje estaba siendo una reverenda pérdida de tiempo, no le estaba ayudando en absoluto. A la hora de poner las tiendas de campaña, y sentarse alrededor de una fogata, viendo a sus amigos tan felices con sus parejas, simplemente ya no pudo más con todos sus sentimientos encontrados.

- Mira, Ecarlate. Entiendo que te sientas mal y lo lamento mucho, pero al menos pon una mísera pizca de empeño.- Respondió ya harto de su actitud uno de sus amigos, uno de los dos que era su guía.- Hemos hecho de todo por ayudarte, pero tú no cooperas ni un poco.

- ¡Yo no les pedí nada, Izo!- Finalmente, no pudo contenerse más, y estalló contra sus amigos.- ¡Yo no quería venir a este maldito viaje, yo les dije que no, pero ustedes siguieron insistiendo como tontos!

Leyendas a la Saint Seiya #Deathween2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora