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Un día soleado, mientras caminaba hacia la escuela, Kyle notó algo diferente en su mejor amigo Stan. Estaban discutiendo su próximo proyecto científico cuando Stan de repente se obsesionó con el patrón de grietas en la acera. Empezó a contarlos en silencio, moviendo los dedos al ritmo. Kyle encontró este comportamiento bastante peculiar, pero lo descartó, pensando que Stan simplemente estaba siendo Stan.
A medida que pasaban los días, Kyle empezó a notar más comportamientos únicos de Stan. Stan tenía dificultades con las interacciones sociales y a menudo malinterpretaba los chistes o el sarcasmo. Se molestaba cuando había un cambio en su rutina, como cuando tenían que tomar una ruta diferente a la escuela debido a las obras. La obsesión de Stan por ciertos temas, como los animales marinos, se hizo más evidente.
Una noche, mientras investigaba para su proyecto científico, Kyle se topó con un artículo sobre el autismo. Comenzó a leer sobre los diversos signos y síntomas, y una comprensión lo golpeó como un rayo. Las similitudes entre los comportamientos de Stan y los enumerados en el artículo eran innegables. El corazón de Kyle se hundió al darse cuenta de que su mejor amigo podría ser autista.
Lleno de preocupación y queriendo entender mejor a Stan, Kyle decidió acercarse a él para contarle el tema. Una tarde, después de la escuela, reunió el coraje para sacar a relucir el tema. Se sentaron en un banco del parque y el sol arrojaba un cálido resplandor sobre sus rostros.
-Oye, Stan- comenzó Kyle tentativamente, -he notado algunas cosas sobre ti últimamente e investigué un poco. ¿Alguna vez has oído hablar del autismo?
Stan lo miró sorprendido. -Sí, he oído hablar de eso. ¿Por qué?
Kyle respiró hondo. -Bueno, creo que podrías ser autista, Stan. Algunas de las cosas que haces, como contar grietas en la acera o enojarte cuando nuestra rutina cambia, todo está en la lista de señales.
Los ojos de Stan se abrieron y una mezcla de emociones cruzó por su rostro. -¿En serio? Nunca lo supe.
Kyle asintió, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación. -Está bien, Stan. Sólo quiero que sepas que estoy aquí para ti pase lo que pase. Hemos sido amigos durante mucho tiempo y esto no cambia nada, esto está bien, ¿sabes? Sólo quiero entenderte mejor y estar ahí para ti-
Los ojos de Stan se abrieron y una mezcla de sorpresa y alivio invadió su rostro.
-Pero recuerda, el autismo es sólo una parte de quién eres. No te define.
Stan hizo una pausa por un momento, dejando que la información asimilara. Luego, dejó escapar un profundo suspiro. -Gracias, Kyle. Aprecio tu apoyo. A veces, siento que soy el extraño, pero saber que estás aquí para mí significa una gran alegría.
Kyle sonrió y le pregunto a Stan si quería un abrazo, Stan dudoso le respondió que sí. Así estuvieron unos segundos para luego separarse. El menor miraba al mayor con una pequeña sonrisa, le causaba muchas emociones al estar con Kyle, este igual sentía lo mismo.
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