#O2 • Goodnight

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Abrió los ojos, miró el reloj.

Eran las once y media de la noche, se sentó en el suelo y se estiró un poco.

—¿Jihyo?, ¿volviste?—Preguntó, pero no obtuvo respuesta.—Supongo que eso es un no.

Tomó un poco de agua y bebió. No podía creer que lo haría, pero decidió quedarse despierta hasta que la chica volviera.

...

Doce y media, ni una señal de vida por su parte.

A este punto la castaña empezaba a preocuparse, literalmente la acaba de conocer esa misma noche, pero no quería que esa fuera la última vez en la que vería sus ojos.

Escuchó a alguien entrar, rápidamente se levantó.

—Ah, sigues despierta.—Dijo la pelinegra.

—N-No podía dormir... Pensé que no regresarías.

—¿Te hizo falta mami, bebé?—Jihyo se acercó a Jeongyeon y la tomó del mentón.

Notó que el rostro de Jeongyeon se sonrojó un poco y después soltó una risita.

—Para que sepas, soy mayor que tú. Y no, no te estaba esperando.

—Sí, claro; lo que tú digas.—Se volteó y tomó alto que había soltado anteriormente, y después, se la entregó a Jeongyeon.—Me diste pena, así que te traigo un regalo.

Jeongyeon abrió la bolsa, encontrándose con dos cambios de ropa y unos tenis.

—G-Gracias...—Dijo.

—Los robé especialmente para tí, ojalá y si sean de tu talla.—Se recogió el cabello.

—Mmhm, lo son.

—Me alegra saber eso.—Sonrió.—Dime, Jeongyeon, ¿te quedarás aquí?

—¿Te molesta que lo haga?

—No, claro que no. Podré ser una tremenda hija de puta, pero nunca te dejaría ir con este pésimo clima...—Jihyo bajó la mirada y después sonrió al ver la notable mancha roja en el rostro de Jeongyeon, pues no la había visto antes.—Veo que la marca de mis labios sigue sobre tí.—Dijo.

Jeongyeon se sonrojó un poco.

—No pude quitarlo.—Aclaró la garganta.

—No te preocupes, no se ve mal... Es como si fueras de mi propiedad.

—Deja de decir estupideces, por favor.

—Perdón, es lo único que sé decir.—Suspiró.—Traje pizza, por si quieres comer un poco.

—¿También te la robaste?

—Esa si la compré yo... Bueno, yo no, él.—Sonrió, mordiendose el labio.—Dios, era guapísimo.

—¿Era?

—Acaba de morir misteriosamente.

Jeongyeon tragó saliva.

—¿L-Lo mataste?

Jihyo rió y después le dió un codazo.

—Claro que no, idiota.

—Ah...

—Lo atropellaron.

—¿¡Ah!?

—Lo sé, que lástima por él.—Tomó una rebanada de pizza y empezó a comer.

Hubo un momento de silencio.

—Jihyo...—Habló Jeongyeon.

—¿Mmmh?—Preguntó la menor.

—¿Desde hace cuánto haces esto?, o sea, robar.

—Mmm...—Tragó la comida.—Bueno... empecé cuando tenía siete así que.. ocho años.

—Yo empecé a los nueve, a esa edad pude salir del orfanato.

—¿Estuviste en un orfanato?, ¿en qué te ibas a convertir?, ¿en monja?—La pelinegra rió.

Jeongyeon sonrió un poco.

—En realidad... Mi madre me abandonó ahí cuando era pequeña, así que, no tenía a dónde ir.

Jihyo se puso seria.

—Ya veo...—Tragó saliva.

—Tú dijiste que te habías salido de tu hogar por tu padre, que era un imbécil, ¿no es así?

—Ah... sí, es por eso...

—Te pregunté si te hizo algo y me cambiaste de tema.—Jeongyeon miró a Jihyo.

La pelinegra desvió la mirada.

—¿Él te tocó?—Preguntó la castaña, posando su mano en el hombro de la contraria.

Jihyo suspiró.

—No... No llegó a ese punto.—Tragó saliva.—Simplemente... Tomaba mucho; muchas veces me dijo que era la mujer de sus sueños. Yo tenía miedo de lo que fuera que pudiera hacerme, así que decidí irme.

—Maldito asqueroso... ¿Cómo podía decirle eso a su hija?

—Lo sé, todo un degenerado.—Suspiró.—Sé que estoy mejor sin él a mi lado; pero, después de todo... es mi padre y a veces lo extraño un poco, me demostraba lo mucho que me quería cuando estaba sobrio... lástima que no me supo demostrar un amor padre e hija cuando se encontraba borracho.—Bajó la mirada.

Jeongyeon veía a la chica con un poco de lástima, tenía muchas ganas de abrazarla, pero le daba mucha vergüenza hacerlo.

—Acabo de conocerte y ya te hice sentir mal.—Dijo, un tanto apenada.—Perdóname.

—No te preocupes, se siente bien tener a alguien con quien hablar de tus problemas y todo eso...

Jeongyeon asintió. La verdad, no era de las personas que tenía pláticas emocionales, en realidad, prefería contar malos chistes y molestar a las personas de juego.

—Bueno...—Habló Jihyo, rompiendo el silencio.—Ya es tarde, hora de dormir.—Se levantó del suelo.

—¿A dónde vas?

—Umm... ¿para arriba?, allá duermo siempre.

—Ah, bueno.—Asintió.

Jihyo aclaró la garganta.

—Uh... ¿buenas noches?

—Mmhm.

—...Vaya chica, eres un tanto seca, ¿cierto?

—¿Por qué tendría que ser melosa con alguien que apenas conozco?, digo, sin ofender.

Jihyo suspiró.

—No lo sé, y la verdad no me importa si lo eres o no.

—Ok.—Jeongyeon se acostó nuevamente y se cubrió con la cobija.

La pelinegra chasqueó con la lengua y después se fue a dormir.

「 Partners in crime 」‧₊˚ ➥ ᴶᵉᵒⁿᵍʰʸᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora