Cherry
Mis ojos están hipnotizados por la belleza del lugar.
Desde que bajamos del avión junto a mis padres, todo me parece fantástico, solo estoy esperando para hablar con mis amigos del colegio y contarles mis increíbles vacaciones.
La ligera brisa de Italia me recibe haciendo que mi cabello pelirrojo vuele.
-Cherry, debes abrigarte. -me recuerda mi bellísima madre, mientras me pasa un abrigo rosa con pins de cerezas.
Su cabello igual pelirrojo se mueve por el viento, haciendo que suelte una risa por lo divertida que se ve, peleando para aplacar su pelo revoltoso.
-Mami, podemos ir a ese museo? -señalo uno a lo lejos, que llamo mi atención desde que llegamos.
Mi mamá siempre a dicho que soy una niña genio, dice que tengo una intelectualidad muy impresionante y que uso palabras rimbombantes para mi edad. Yo solo creo que es porque me gusta hablar y pensar mucho.
-Esperemos a que papá termine de hacer una llamada y vamos de inmediato. -asiento contenta.
Comienzo a dar brincos mientras espero el tiempo necesario para que mi padre se desocupe.
-Listo. -señala el héroe de mi vida.
-Ya podemos ir? -mis padres asienten con una gran sonrisa al ver mi emoción.
Tomo sus manos y los llevo hasta la entrada del precioso museo con detalles que lo hace ver antiguo. La señorita nos entrega unos brazaletes que debemos portar para ingresar.
Una vez dentro el guía nos platica, junto a un grupo de turistas, la historia detrás de el arte que se va mostrando.
Me quedo observando más de la cuenta un cuadro pintado con colores bastante apagados. Es un hombre con alas de demonio, que parece llorar pero con una expresión molesta, y detrás de él, hay lo que creo es una mujer, también con alas, pero estás parecen de ángel, y ella tiene su mano atravesando el pecho del hombre y tomando su corazón.
-Que horrible cuadro. -escuche el murmullo de una señora, y al verla, creo que tiene la edad de mi abuelita.
-Horrible usted. -mascullo. -el cuadro es precioso.
Digo con admiración, amo el arte, mi mami dice que cuando era más niña pintaba cualquier cosa solo para agregarle color, pero también se apreciar el arte en blanco y negro.
De mayor quiero ser artista.
-Que va a saber una simple chiquilla? -me reta, seré muy dulce y tierna, pero mi padre me a dicho que jamás me deje de nadie.
-Se mucho más que usted.
-Oh por dios si eres una simple niña que nadie quiere.
-No le permito hablarle así. -acota un cuerpo muy grande que se posa enfrente mío. -Si ella es una niña, pero parece tener más inteligencia, en cambio usted, insulta a alguien menor solo para sentirse superior.
La señora pelos tiesos lo ve con indignación, aún así, no dice más nada y se va.
-Estas bien, niña? -la persona se voltea y veo un brillo en sus ojos, pero desaparece disfrazandolo de algo que creo es seriedad, mi madre dice que la seriedad es algo muy escaso en mi.
Yo pienso que las personas con seriedad son así para disimular su dolor.
-No soy una niña. -muestro una sonrisa apesar de que lo que dijo. -y si, estoy bien, podía defenderme sola.
-Se dice gracias.
-Pues gracias, supongo. -una ligera sonrisa quiere asomarse en su rostro pero la termina quitando.
-Ya que estamos aquí, que observas en el cuadro. -ambos volteamos a verlo.
-Veo un hombre sufriendo, cargando con un gran peso, pero que nadie lo entiende, nadie excepto ella, ella parece que aunque sea arrancándole el corazón, hará que la ame, que confíe en ella, que carge su peso juntos.
-Eso... Es demasiado profundo para tu edad. -admite.
-Cada persona interpreta el arte de una manera distinta.
Antes de que digamos algo más, escuchó el grito angustiado de mi madre.
-Me tengo que ir, agradezco su ayuda, señor... -no se su nombre y espero a que me lo diga, pero jamás lo hace.
-Adios, cerecita.
Corro con mi madre, quien me toma en brazos apretándome fuerte, pero yo solo veo como el señor misterioso desaparece entre la gente.
Creo que jamás lo volveré a ver.
Adiós señor misterioso.
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Acosador
Teen FictionQuizá desde que la vi, me hipnotizo, aunque algunos dicen que me volví loco. Pero quién no enloquecería al ver esos preciosos ojos azules, el cabello rojo como el fuego, su cuerpo tan delicioso. Si, yo, el mafioso más peligroso que a existido, se en...