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Los días en Karmaland pasaban como agua, ya cada héroe tenía su casa, bueno intento de casa, pero apenas era la primera semana

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Los días en Karmaland pasaban como agua, ya cada héroe tenía su casa, bueno intento de casa, pero apenas era la primera semana.

Los días en Karmaland pasaban como agua, ya cada héroe tenía su casa, bueno intento de casa, pero apenas era la primera semana

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[Rubius]

Era medio día y el rubio se encontraba viendo su casa, necesitaba materiales para mejorarla, materiales que no tenía, se le habían agotado, no hay nada mejor que hacer que conseguir más. Tomó su mochila, agarró sus armas y se puso su casco de hierro, se dirigió por los bosques de Karmaland para buscar el tronco más lindo, pues era un egocéntrico y quería lo mejor para él y él era el mejor, obvio.
El rubio se dirigió hasta un árbol de buen tamaño y se veía bien, estaba enfrente de un campo de flores, se veía tan hermoso ese árbol, era perfecto para él. Empezaba a talarlo mientras tarareaba una canción.

De pronto escuchó una voz conocida, era la de Quackity, algo difícil de escuchar ya que apenas se podía, al parecer el hibrido pato estaba lejos.
Volteo hacia el campo y observó al chico el cual hablaba, efectivamente, era el mexicano. De inmediato se escondió detrás del árbol y observó, apenas podía ver la silueta del mexicano y al parecer venía acompañado por un castaño que sabía perfectamente quién era con tan solo ver su silueta, si. Se veían Luzu y Quackity, muy felices y tranquilos, tenían dos patos en sus brazos, estaban juntos.. talvez demasiado.

Un sentimiento envolvía al híbrido, sus orejas de oso se quedaban congeladas, observaba a ambos sin parar, como si su vida dependiese de.
Estaba tan embobado mirando a los dos, ese sentimiento ya lo había sentido.
Estaba celoso, tenía envidia, ¿De quién? Ni idea, talvez del insecto que acababa de pisar. No iba a admitir que estaba celoso, no sabía de quién, seguía espiando a esos dos amigos, los cuales el rubio sospechaba que eran más que amigos y eso lo angustiaba, su colita de oso se mueve con frustración. Hace tiempo no sentía eso.

Rogaba que no se sintiera así por el chico que supuestamente odia, o sea el castaño, deseaba que se sentía asi por el mexicano o incluso pensaba que era porqué le había caido mal una comida.

Pero al ver esos orbes rojos lo volvían loco, esa incomodidad que hacía recorrer su alma, sentía como esa mirada lo penetraba y se sentía tan jodidamente bien, era como si el tiempo no existiera y solo era mirar esos rubíes que iluminaban su mente, claro que no estaba enamorado.

^𝑀𝓎  cute "𝘦𝘯𝘦𝘮𝘺"~ ^ [Luzubius] +Donde viven las historias. Descúbrelo ahora