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01. El nacimiento de un Rey causa la ida de un diente de león.


La emperatriz estaba en cinta, que alegría para el pueblo conocer que su monarca está esperando un príncipe. Así pasaron los primeros meses siendo atendida por sus amigos.

En el palacio esmeralda se podia apreciar a las criadas corriendo de un lado a otro, de aquí allá, trayendo sábanas limpias y cubetas de agua tibia para que la mujer que traeria a un príncipe imperial pudiera estar cómoda, esto es y sería el nacimiento de un Rey, de un varón que quiere el pueblo, de un niño amado por su madre, de un príncipe no querido por su padre.

La partera que fue llamada de imprevisto corría a la habitación donde Silva estaba sollozando de dolor, todo fue inoportuno, no era el momento donde se suponía que nacería el príncipe.

Todo fue una sorpresa, un príncipe que trae sorpresas ¿No?

Ningún medico imperial estaba en el lugar, ni un mago, tampoco estaba el emperador o guardias reales. Eso era raro, se supone que el Sol del Imperio le tendría que dar el nombre a su único príncipe.

—¡Su majestad, todo estará bien!— Le garantizó un joven de piel morena tomando la mano de la mujer.

Para la médica del lugar le resultó impresionante ver a un esclavo calmar a la mujer del emperador. Entonces recordó el rumor de que el Emperador Claude le acepto una petición a la esposa real, "La Luna del imperio suplico que los sobrevivientes del imperio enemigo quedarán bajo su cargo, como sus sirvientes en el Palacio Esmeralda", ese joven debe ser el príncipe del imperio redocado.

Que mujer tan más pura, seria una buena madre y ella se encargaria en todo lo que esta en sus manos para que así fuera.

En todo su trabajo como partera siempre hizo un buen trabajo, ninguna madre como su hijo murió en pleno labor de parto. Pero era un niño imperial, un niño con magia, aún que no quisiera sería necesario un mago, solo esperaba que el emperador no lo haya hecho apropósito, el no mandar a un mago.

— ¡Ah!— Grito la madre del bebé.—¡Ayúdame Theo!

Los constantes movimientos para abrazar a su amigo, quería que la abrazara y él la abrazo con fuerza. Entonces empezó a sentirse calcinada por dentro, se estaba quemando viva.

¡Le dolía!, ¿Por qué él no venía?

El príncipe derrocado sólo pudo apretar la mano que los unia dando conforte a su única amiga. Ella estaba sufriendo pero aquel hombre no aparecía, el no podía utilizar magia, lo tenía prohibido.

— ¡Así es!— Habló la partera que pudo apreciar unos pequeños cabellos dorados.

Mientras Theo se encargaba de darle ánimo a la rubia.—¡Está haciendo un gran trabajo mi señora!

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⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

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 𝐒𝐓𝐀𝐘 | 𝗪𝗠𝗠𝗣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora