Capítulo 8

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-CAPÍTULO CORTO- +18

Desperté y por un segundo me quedé pensando en donde estaba, hasta que recordé. Sentí el brazo de Gabriel tomando mi diminuta cintura, se sentía tan bien.

Quería ver la hora, pero mi celular se encontraba al otro extremo de la cama, por lo cual tenía que levantarme, y para eso tenía que tratar de sacar de encima el brazo del chico que se encontraba dormido a mi lado.

No quería despertarlo, su cara me daba mucha ternura.

Tome si brazo con mucha delicadeza y comencé a levantarlo muy despacio, pero no funcionó, ya que Gabriel me toma con ambos brazos y me pega más hacia el para que no me mueve de donde estaba

G: Quédate un rato más aquí conmigo linda

B: Solo iba a buscar mi celular ya que quiero saber que hora es

G: Y para que quieres saber eso, disfruta el momento de estar aquí desnuda conmigo. De solo saber eso me la pones como una piedra cariño...

Al oír las palabras que acaban de salir de su boca, no puedo aviar no ponerme roja como un tomate y esconder mi rostro sobre mis manos.
Gabriel comienza a reírse y vuelve a abrazarme la cintura.

G: NO puedes ponerte así solo por lo que te dije después de haberlo hecho ayer...

Mi ojos se ponen en blanco

G: vuelves a hacer eso y te juro que te vuelvo a hacer lo mismo que anoche

B: Cállate, solo deja de decir esas cosas...

[A quien engaño, este tipo me vuelve loca y sus palabras aún más. Solo quiero que deje de decirlas porque me ponen más caliente de lo que estoy]

Trato de zafarme de su agarre pero este ma agarra aún con más fuerza, pero esta vez me da vuela y quedo bajo y el arriba.

G: Que bella eres...

Gabriel comienza a darme besos en el cuello y cada vez va bajando aún más. Siento su dura polla entre mis piernas, eso me ponía más.
Su boca recorría mi cuerpo hasta llegar a mi pelvis y llegar más abajo, a mi zona más sensible.

Me toma de las piernas y me las abre para darle paso a su lengua, la cual comienza a introducir lentamente en mi vagina y logrando encontrar mi punto débil.

G: Que mojada estas nena

El calor de su lengua se unía con el calor de mis jugos. Cada vez aumentaba más más y velocidad, sus movimientos eran de arriba a abajo y aplicaba presión.

Ya estaba a punto de venirme y el lo notaba, entonces decidió introducir dos dedos en mi, y en menos de un minuto mi espalda se arqueo y mi cuerpo tembló por completo.

Gabriel se poso a la altura de mis labios para darme un tierno beso y dedicarme una sonrisa.

G: Sabes muy bien nena

Nos quedamos un rato uniendo nuestros labios...



Mi Perdición (Con Gabriel Guevara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora