Chapter 1

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Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.

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Hinata caminaba por la calle vacía. Cualquier dirección que no fuera la de su casa le serviría. Empapada por la lluvia, sus pies se arrastraban mientras su corazón se hacía cada vez más pesado hasta que se apoyó en una pared. Eso era todo. Lo que quedaba de ella estaba aplastado. Ya no podía más.

Se deslizó por la pared y la mochila se le cayó del hombro. Apoyó el rostro contra la pared, pero eso no le sirvió de consuelo. Nada iba a hacerlo. ¿Qué podía ofrecerle alguien para mejorar su situación? Todos sus sueños eran inalcanzables.

La aprobación de su padre, su lugar en la empresa familiar por la que tanto había trabajado para demostrar su valía y el amor que albergaba en su corazón eran cosas que nunca podría tener. Ese golpe final fue más de lo que pudo soportar.

Hinata sintió que se estremecía cuando el rostro inexpresivo que había mantenido durante semanas se desmoronó y se hizo un ovillo para llorar. El teléfono se le cayó de la mano. Quería desaparecer, igual que deseaba que lo hicieran los mensajes.

Ella no tuvo tanta suerte.

—¿Hinata? —Hinata sintió que otro sollozo la golpeaba—. Hey —volvió a preguntar.

Hinata se cubrió la cabeza con las manos. Quería que la dejaran en paz. ¿Por qué no se le permitía ni siquiera eso? ¿Tanto la odiaba el universo? Sintió que le colocaban un peso sobre la cabeza. Se estremeció, intentando mirar más allá de sus rodillas para ver aquella tela que le bloqueaba la visión.

—Vamos, antes de que venga alguien más —Sasuke la arrastró, sosteniendo el paraguas sobre su cabeza—. Te compraré una bebida caliente de la máquina expendedora de la esquina.

—Sasuke-san... No quiero tu ayuda —susurró Hinata.

—Bueno, no voy a dejarte en el suelo para que llores por ese idiota —Sasuke le puso la chamarra en los hombros y le subió la capucha para ocultarle el rostro—. No vale la pena.

Hinata se apartó de él.

—¿Y tú qué sabes?

El rostro de Sasuke se crispó.

—No podemos conservar todo lo que amamos.

Hinata lo miró boquiabierta.

—¿Qué sabes tú del amor, Sasuke-san? —tomo su mochila y pasó junto a él abriéndose paso por la puerta principal.

No se dio cuenta, hasta demasiado tarde, de que aún llevaba su chamarra sobre los hombros.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Después de dos días en cama, Hinata seguía sintiéndose mal. El reloj le avisaba de que era hora de levantarse. Ella solo quería cerrar los ojos y volver a dormir. Prefería no despertarse.

Hinata no podía ser tan egoísta. Se arrastró fuera de la cama, para ir a la universidad, a clase, a comer. Sentía que la observaban. No creía que lo hicieran por la razón correcta. Estaba segura de que, a estas alturas, todo el mundo tenía una opinión sobre por qué había huido después de una conversación tan pública. No importaba si era verdad o no.

Hinata deliberó sobre devolverle la chamarra a Sasuke. Se había burlado de ella. No debería haber sido tan mala con él, pero tampoco quería explicar por qué la tenía. Tendría que reunirse con él en privado. Hasta entonces, se quedaría ahí, pulcramente doblada, en una bolsa junto a la puerta de su habitación para reírse de ella por lo bajo que había caído.

Yo te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora