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– ¿podrías apagar el televisor? –dijo con molestia una azabache – son las 4 de la madrugada y tengo clases por la mañana
–eres una enana muy fastidiosa – dijo un castaño apagando el televisor –¿contenta? –cuestionó desafiante
La azabache soltó un suspiro en respuesta para luego dar media vuelta con la intención de volver a la cama y aprovechar las pocas horas de sueño que aún le quedaban.
–por cierto – dijo el castaño llamando la atención de la chica –te advierto que mañana vendrán unos amigos a casa...– la azabache volteó frunciendo el ceño – debemos terminar un proyecto y puede que después nos tomemos unas cervezas
La chica suspiró con pesadez. Ya eran casi dos años desde que su madre se había marchado de casa.
Desde aquel entonces, su padre sólo estaba enfocado en el trabajo y se la pasaba en viajes de negocios por lo que, ambos chicos vivían solos desde entonces.Neji Hyuga era estudiante universitario y cursaba ya su segundo año. A pesar de ser un buen estudiante pasaba horas en apuestas, carreras ilegales, mujerzuelas y fiestas, muchas fiestas. Rara vez traía a sus amigos a casa y cuando lo hacía siempre solía enviar a su hermana menor a casa de alguna amiga.
Hinata Hyuga por su parte, era una colegiala de 17 años que cursaba su último año en la escuela. Era una estudiante ejemplar, tanto en desempeño como en conducta, nunca se metía en líos y además era bastante inocente.
A pesar de estar en la universidad, Neji consideraba que su futuro no era muy prometedor y por ella no se privaba de placeres, sin embargo no quería lo mismo para su hermanita, por lo que había decidido mantenerla alejada lo más posible de sus amistades y su entorno.
–¿eso significa que debo irme a casa de Tenten?– preguntó la azabache a lo que Neji sólo dio un asentamiento de cabeza
Hinata asintió en respuesta y luego volvió a su habitación.
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Hinata despertó sobresaltada y al percatarse de la hora se levantó más que rápido para alistarse. Corrió escaleras abajo y salió de casa, haría lo posible para lograr llegar a tiempo.Caminaba a toda velocidad con su mirada baja, no se percató que había alguien delante de ella hasta que su cuerpo chocó perdiendo el equilibrio. Trastabilló un par de pasos antes de levantar la vista y encontrarse con unos orbes color onix que la miraban con frialdad.
– l-lo siento mucho – se disculpó apenada para luego volver a acelerar el paso
El ojionix siguió con la mirada a la azabache hasta que desapareció de su vista.
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– ¿qué te sucedió hoy? – susurró una castaña de orbes color chocolate
La azabache dirigió su vista hacia el maestro que estaba escribiendo en la pizarra para luego voltear hacia la castaña.
–larga historia –soltó un suspiro –te cuento luego, por cierto, ¿puedo ir a tu casa hoy?
– ¿otra vez te corrió? – preguntó la castaña
– algo así – respondió la azabache
- ¡Ama! ¡Hyuga! ¡A callar! - las reprendió el maestro – si quieren hablar pueden hacerlo en rectoría
Ambas guardaron silencio de inmediato, pues las amenazas del señor Ibiki no eran en vano.
Las clases transcurrieron rápidamente y ya era hora de almorzar. Ambas chicas se dirigieron hacia la cafetería y se sentaron en su lugar usual.