HOUSE OF BLACK || Theodore Nott fanfic!
"Ser una Black digna de su apellido".
Madelyn siempre había tenido esos pensamientos, especialmente al recordar que su padre, Sirius Black, traicionó el legado familiar al irse a los Potter.
Detrás del árbol...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO CATORCE «Cigarrillos»
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El inicio del nuevo ciclo escolar en Hogwarts trajo consigo una sensación de inquietud entre los alumnos de Slytherin. Esa mañana, el profesor Snape, con su habitual aire sombrío, distribuyó los horarios, revelando que la primera clase del día sería Defensa Contra las Artes Oscuras, impartida por el excéntrico y perturbador Alastor Moody. La noticia de que compartirían la clase con los Gryffindor no hizo más que aumentar el malestar general.
Al ingresar al aula, los estudiantes se acomodaron en sus asientos. Madelyn, eligiendo una posición central en las filas de la derecha, reservó un lugar a su lado para Theodore. Su mirada buscó ansiosamente al chico de ojos azules, pero en su lugar, vio a Draco, acompañado por sus inseparables secuaces, Crabbe y Goyle, quienes se sentaron en la parte trasera del salón, aislados del resto.
Madelyn le hizo señas a Draco, preguntándole por Theodore, pero el rubio se limitó a encogerse de hombros, mostrando una indiferencia que no hizo más que aumentar la preocupación de Madelyn.
Desde su llegada a Hogwarts, Theodore había estado actuando de manera extraña, distante y taciturno.
Madelyn sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos de su mente.
Su atención fue desviada por la presencia de alguien a su lado. Pansy, con una inusual timidez en su voz, le preguntó si el asiento estaba ocupado. Madelyn, sorprendida por la actitud de Pansy, le ofreció una sonrisa y la invitó a sentarse
—Lo siento, ¿esta ocupado?
—No, está bien. Puedes sentarte.
La chica de cabello corto sonrió como agradecimiento para luego sentarse.
No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos del profesor Moody provenientes del corredor. Eran pasos pesados, irregulares, que resonaban con una cadencia inquietante, como si cada zancada fuera una promesa de lo desconocido. La puerta del aula se abrió con un crujido, revelando la figura imponente de Alastor Moody, tan extraño y aterrador como siempre. Su ojo mágico, girando sin control, escudriñaba a los alumnos con una intensidad que helaba la sangre.