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—¿Ya puedes ver?—pregunta Jiah cuando me siento a un lado de ella.

—Creí que me quedaría ciga pero solo duró unas horas—me encogo de hombros.

Al inicio había estado muy enojada con Jiah pero cuando volví a mi habitación y descanse, mi vista volvió a la normalidad y dejé de estar enfadada.

Jiah mira la pantalla de la televisión, luce triste y melancólica viendo los videos de sus padres.

—Los encontrarás—animo.

—No lo sé, ya no creo que sea así—hace una mueca.

—Mira el lado positivo, tus padres no te dejaron en un orfanato—me burló de mis propios traumas.

—¡Oye!—se queja—, no jueges con eso.

—Ya no me duele—admito dejando de bromear.

—Mientes—dice sería.

—Creo que es mejor mentirme que creer en algo que me lástima.

(...)

—Creí que estarías con Jiah—dice Mark, mi compañero de trabajo.

—No todo el tiempo puedo estar con ella—sonrío—, además ella esta detrás de ese chico y no hay espacio para mí.

—Yo siempre tendré espacio para ti—alza sus cejas de arriba hacia abajo varias veces.

Le doy un pequeño empujón y ambos reímos.

—No me presiones, Mark—pido acomodando los insumos del hospital.

—Entonces, ¿algún día nos casaremos?

—No, estoy esperando a alguien especial—fingo emoción.

—Ni tu crees en esas cosas—se burla.

—No pero siento que estoy a punto de vivir mi momento canónico.

—Tengo que llevar esto a la bodega—levanto los insumos.

—Ve.

Salgo del consultorio y comienzo a bajar a la bodega, no me gustaba ir. El lugar era obscuro y frío, no me daba seguridad y un par de delitos se habían cometido en ella, nunca creí que un hospital no fuese seguro pero al parecer ningún lugar es 100% seguro.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo sin embargo ignoró la llamada cuando veo que trata de Jiah, le marcaría cuando terminara quería hacer las cosas lo más rápido posible para volver, vuelve a sonar una vez más así que lo apagó.

—¿Quién está aquí?—cuestiono nerviosa cuando escucho un par de monedas caer—Kahi te estás volviendo loca—me río de mi misma.

Giro sobre mis talones y suelto las cosas cuando veo a un señor de traje al frente de mi.

—Señor, ¿qué hace aquí?—pregunto temerosa—, no puede estar aquí.

—Creo que estoy perdido—sonríe y me relajo un poco más.

—Sucede algunas veces—me agachó a recojer los insumos pero al hacerlo unas monedas de mi bolsillo caen—lo ayudaré a volver...

Mis palabras quedan en el aire cuando veo como el rostro del chico comienza a deformarse. El chico se tira al piso y comienza a comer las monedas.

—M-mi dinero—suelto retrocediendo.

El me mira y cuando está a punto de atacarme algo lo detiene al mismo tiempo que siento como alguien me toma de la muñeca.

—¡¿porqué no respondes mis llamadas?!—grita Jiah molesta.

—E-estaba ocupada—susurro viendo como Lee Yeon ataca a aquel hombre.

—¡Corre!

Ambas corremos hacia la salida pero me veo detenida cuando el hombre de traje sujeta mi cabello fuertemente para después pasar sus brazos por mi cuello.

—Aqui es donde te hago una pregunta—Lee Yeon se acerca a nosotros.

—¡No es momento de preguntas, estoy a punto de morir!—grito desesperada.

—¿qué pueden darme a cambio para salvar tu vida?—cuestiona—¿qué tienen ustedes? Solo se han metido en mi camino.

—No tenemos nada—admito.

—Excato.

Lee Yeon lanza una moneda hacia ambos, el demonio me suelta y me permito tomar aire, no miro lo que sucede, estoy en shock, solo siento a Jiah sujetarme.

—Ya acabó—susurra mi amiga.

—Gracias—digo cuando Lee Yeon pasa a mi lado sin verme o preocuparse.

—Vuelvan a su mundo y mantengase alejadas de esto.


Red thread |El zorro de nueve colas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora