Amuleto

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#AlejoWeek 

Lunes: Pulseritas de central.

Carnaval... Carnaval...— Cantaba en la ducha las canciones del canalla, llevaban días concentrando en el predio AFA y todo seguía pareciendo irreal ¡hasta estaba usando jabón con etiqueta AFA!
Salió de la ducha con su toalla marca AFA comenzando a cambiarse mientras seguía cantando. —El carnaval es el pueblo, el pueblo es hincha de Central...

Su compañero de cuarto no estaba así que podía tomarse su tiempo para preparar un conjunto decente para salir con los chicos como habían planeado, aunque seguro terminaban caminando por el predio con un parlante y el mate abajo del brazo.

Todo estaba bien, menos una cosa, su pulsera no aparecía por ningún lado; ya había mirado en el baño, entre la ropa que se sacó, en todos lados y no la encontraba, desesperado salió a caminar con la concentración buscando y preguntando por su pulsera, esa de un plástico raro y barato pero que tanto valía para él, la primera que compro, la que compró con su propia plata la primera vez que pisó la cancha de su amado Central y ahora simplemente no estaba, derrotado y ya sobre la hora fue al punto de encuentro con los chicos que habían aceptado esperarlo un poco más.

—Tranqui Ale, ya la vas a encontrar o podés comprar otra— Alentó Gauto al chico que se notaba por debas cabizbajo mientras sobaba su espalda por debajo del brazo de Facundo que lo abrazaba mientras caminaban hacia la zona de canchas.

—Es que es especial esa Juan, ya la vamos a encontrar no puede desaparecer—Explicó Facu apoyando a su amigo, aunque él dudaba, ya había vivido varias desapariciones de cosas, algunas más importantes que otras, una media, una pelota nueva, su gato, ¿quién dice que con su pulsera no pasaría lo mismo?

Decidido a que eso no pase recurrió a los consejos de su abuela, ató la punta del pasador de su buzo y le pidió a San cucufato por su pulsera y, por si fuera poco, tomó su rosario y le pidió lo mismo a su ángel guardián tal vez era mucho pedirle a Dios así que con un par de ángeles era suficiente.

Mientras caminaba seguía mirando el piso con la esperanza de verla, pero nada, no aparecía. Ya terminados dos termos de agua y con la noche empezando volvieron al predio para prepararse para cenar, volvió a su habitación decidido a encontrarla. Dio vuelta todo, hasta levantó los colchones, bajo los cuadros y nada, no estaba, su amado amuleto había desaparecido y no volvería a menos que le cumplan su milagro, prometía regalársela al ángel que se la traiga de vuelta en el momento que lo viera justo como gesto de agradecimiento.


Llorando sentado en el desorden de la habitación lloro, lloro por algo tan tonto como una pulsera, lo que más le dolia era que fuera su culpa, aunque ni siquiera sabía cómo se le había caído, él creía que era su culpa, tal vez su pulsera era como los amuletos o los cuarzos que cuando se rompían era porque habían cumplido con su propósito y el de ese amuleto era llevarlo a portar la camiseta de su país, ahora debería buscar otro rápido si quería ganar el mundial sub 20... pero no quería otro.


—¡Buenas! Ya nos llamaron a comer, Gauchito ¿estás bien? — Matias se acercó rápido a su compañero de cuarto que estaba chiquito en el piso contra la cama —¿Que paso? parece que entraron a saquear...

Ale simplemente lo abrazo fuerte del cuello largandose a llorar más fuerte que antes, a lo largo del día la había pasado horrible y aceptar ahora que su objeto más preciado había cumplido su función en la vida había sido un golpe fuerte, Matias solo se dedico a sobarle la espalda arrodillado entre las piernas del más alto y dejarlo llorar hasta que esté preparado para decirle lo que pasaba.

—Perdí mi pulsera de Central, desordene todo buscándola, perdón—Dijo cuando se calmó un poco saliendo del cuello de su amigo— Pero bueno, debe ser que ya cumplió su cometido como amuleto.

—Ale...— Alejo lo corto antes de que le diera sus palabras de aliento.

—No Mati, tranquilo, ya acepte que no va a aparecer— Sonrió todavía con sus ojitos de medialuna rojos por el llanto.

—Alejo, la tengo yo.— Matias puso su muñeca delante de la mirada del chico que ahora se encontraba perplejo tomando el brazo de su amigo para cerciorarse de que esa era su pulsera— La encontré en las duchas del gimnasio y me imaginé que era la tuya así que para no perderla me la puse y cuando vine a buscarte a la tarde no estabas.

Matias se reía suavemente de la cara de Alejo ¿Matias fue el enviado de sus ángeles? ¿Matias era un ángel? lo abrazó de nuevo casi tirándolo al piso haciéndolo reír más fuerte mientras se daba las gracias a si mismo burlón. Al separarse vio como el morocho empezaba a sacarse la pulsera para devolvérsela, pero... esa pulsera ya no le pertenecía, él había entendido el mensaje que sus ángeles le habían dado, o eso creía, y ahora él amuleto cuidaba a su propio ángel que ahora sabía, era Matias, el buscaría su nuevo amuleto a lo largo de este mundial.

Freno las acciones del morocho dejando la pulsera en su muñeca —Ahora es tuya Mati, es una señal que volviera a aparecer con vos— Matias lo miró extrañado sin entender cómo se podía estar desligándose de algo por lo que había llorado y casi dado vuelta la concentración tan fácilmente, pero lo acepto con una sonrisa y volvió a abrazarlo.

—Gracias Ale, aunque la voy a tener que dar vuelta —Cumplió la acción dejando el logo de Central del lado de adentro de la pulsera —Te prometo que la voy a cuidar mucho.


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Algo contigo {Alejo week}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora