En paralelo a que ella dormía otro despertaba, el cual, a diferencia de ella, él sabía quién era y porque está allí, pero no donde estaba exactamente. Este despertaría acostado sobre un montículo de piedra negra el cual a pesar de verse como un lugar muy incómodo para que alguien pudiera dormir esto no pareció hacerle ningún efecto a este, el cual rápidamente se levantaría un poco desorientado sin saber desde cuando se encontraba allí poniéndose a caminar por los poco iluminados pasillos de piedra negra mientras aireaba su mente, aunque este sin duda tras al menos lo que le duro el desconcierto inicial supo donde se encontraba el Hussasse: El mar hiperespacial al que solo algunos dentro de los suyos, incluyéndole lograban acceder atreves de la conexión de su mente con este y que les permitía manipular los poderes que en este yacían. Aunque no era secreto para ninguno en su gente, el destino que les aguardaba tras la muerte a los Chamanes de huesos, a este le parecía curioso que llegara allí tan rápido a pesar de que seguramente fuerzas superiores al Yjruzhe lo reclamarían primero antes de que este pudiera cobrarle su deuda o que siquiera llegara algún lado ya que en su caso ni siquiera aún estaba muerto, de hecho incluso este aún seguía sintiendo remanentes de su conexión con su cuerpo, aunque por los eventos que lo llevaron hasta aquí, ni siquiera estaba seguro de si quería saber en qué situación se encontraba este.
Pronto tras casi medio kilómetro de paso ininterrumpido, su caminata para airear su mente se convertiría en un peregrinaje, como dictaban los ritos de su pueblo, ahora su alma estaría perdida en el laberinto infinito como el pago de la deuda que todo chaman de hueso tiene con la entidad hiperespacial del Yjruzhe en la que este juzgaría si el alma del Chaman de huesos merece unirse a él y trasmitir sus conocimientos junto a los otros al próximo, (aunque dudaba que hubiera un próximo al menos entre los suyos) o esta se pierda en el infinito laberinto.
Este caminaría por un periodo indefinido de tiempo que le parecerían extenderse más allá de días y años por terrenos difíciles e irregulares: caminos, pasillos, grutas, montañas y ríos del mar de espacio del Hussasse, hasta el punto que a este le llego a parecer que había pasado tanto que si lo equivaldría a la de su vida en el plano real esta de seguro superaría con facilidad su milenio y medio de vida. Mientras ignoraba en su paso los puntos más oscuros del laberinto evitando perderse en lugar que según se decía que cortaban más camino, pero alavés eran más inseguros. Su peregrinaje se vería interrumpido en medio de un puente natural en el que se toparía perdido a un hombre que atravesaba el rio bajo a él, uno cuya forma no era la de los suyos o la de sus iguales sino a algo más parecido a sus perdidos ancestros de la tierra original de la cual había estudiado en los antiguos documentos de los Novaterranos, sintiendo mientras lo observaba una corazonada. Era curioso el contraste entre ambos, uno el ancestro, un hombre de mediano tamaño, de pecho y hombros robustos y en el punto culminante de su estado físico vestido con una fina armadura negra algo aboyada, con extrañas signos dorados en el pecho y en la hombrera derecha, de la cual destacaba la del hombro, que parecía representar a un animal que no reconocía, una armadura y que resguardaba todo su cuerpo excepto su cabeza. Dejando ver su rostro alargada, con líneas bastante marcadas, que terminaban en una barbilla algo pronunciada y envejecida a pesar de que por su aspecto mostraba ser una persona más joven. De pelo corto, laceo rubio descuidado. Con ojos oscuros algo hundidos sobre su rostro, con boca estrecha con labios carnosos, muy marcados, con barba corta e descuidada. Y aquel "hombre" casi un gigante a comparación del primero, de cuerpo robusto, del cual en su mano derecha sobresalía un septo dedo el cual se asemejaba más a una garra y su piel se encontraba bañado de tonos naranja, encorvado más por malos hábitos que por naturaleza, con rasgos faciales más primaticos, de pelo corto encrespado canoso por la edad, con una reducida barba, vestido con ropas simples: un pantalón y camisa de colores no destacables y en su mano derecha una pulsera de plata en la que está escrita en la antigua lengua de su pueblo palabras intangibles, aunque la viera de cerca para el ancestro.
Aunque al principio aquel hombre no notaria en lo absoluto su presencia sobre sus espaldas, eso cambiaria tras el atronador ruido he chapoteo de él lanzándose del puente al agua, el aria que aquel hombre notaria a su acompañante girándose bruscamente tomando una posición recta y algo defensiva preguntando —¿Qué eres? —Mientras lo miraba fijamente sin despejar su mirada sobre el que mientras avanzaba buscando cortar distancias entre los dos, le respondería con la fuerte voz y el acento de su lengua y la de su gente con su nombre y el de su especie Faijar del pueblo Iosken, preguntándole aquel que solo lograba identificar como un ancestro perdido —¿Quién eres tú? —Pero el ancestro no se vería convencido por su respuesta diciéndole —Lo siento Faijar de los Iosken, pero no puedo responderte hasta que mi pregunta, ¿Qué eres? —El ancestro mientras lo miraba fijamente a la cara y Faijar que se le acercaba, se detenía frente a él, convirtiendo al ancestro en una sombra a comparación de su gigantesco cuerpo, quedando en silencio unos instantes donde terminaría de formular la sospecha en su mente, teorizando aquel hombre que miraba era solo una ilusión del laberinto infinito de hecho este pensó que debido serle obvio desde que se encontró con alguien como ese de manera tan casual sería un truco muy simple y efectivo para este lugar engatusarlo para hacer que se pierda usar a el enigma de encontrarse con un antepasado alguien tan diferente pero tan parecido, aunque lo más inteligente seria ignorarlo y seguir, para un erudito como el por lo menos para aquellos que lo conocieron en vida era una oportunidad única y seguiría con este juego, hasta su debido momento aunque lo verdaderamente increíble seria que este no sería el único que pensaría esto. Al volver a la realidad ante la atenta mirada de él hombre devenido en su sombra le volvería a decir su nombre Faijar y el de su gente los Iosken con un tono medio irritado y arrogante le remarcaría —Que no sepas lo que significa ni la mitad de lo que te acabo de decir no significa que no te allá respondido, ¿Ya estas conforme o quieres que te vuelva a repetir?
Estos seguirían un rato más con eso empezando primero el ancestro el cual le señalaría a Faijar con tono de infravaloración —Veo que no entendiste a que me refería en mi pregunta —Siendo respondido de manera cada vez más arrogante y sarcástico —Sé a qué te refieres exactamente, pero si ambos estamos aquí ya deberíamos saber eso.
—Bueno si sabes a que me refiero por que no respondes —Estos seguirían escalando en su charla devenida en un duelo de arrogancias en donde ambos en su sospecha dejaría de tomarse en serio todo después de todo si técnicamente se puede decir que estaba muerto que importa ya. Esto claro hasta que el primero se aburra de ese juego a todas luces estúpido, aunque esto tardaría un rato en efectuarse, aunque esto tardaría en efectuarse, pasando el suficiente tiempo para que el duelo se convirtiera en familiaridad la suficiente familiaridad para que empezara a tomarlo en serio —Mmm, Eve Muh me conformo con eso, ahora dime Eve Muh que haces aquí.
—Para serte sincero, Eve Muh suena un poco bien le da épica a mi persona, pero tampoco es que te valla a decir quién soy exactamente —Revelando una sonrisa media forzada, siendo correspondida por la media sonrisa más genuina del gigante, el cual le diría —Es un poco exagerado ocultar tu nombre en el infierno, pero sigue contándome —Después de eso el ancestro le contaría su misión y la razón por la que había llegado a este lugar. Haciendo que Faijar un poco avergonzado por el comportamiento que quisquilloso que había tenido hasta ese momento y junto continuarían el peregrinaje perdiéndose en la oscuridad del laberinto.
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Sylian: Tierra de barbaros y falsos dioses.
Science FictionEs la Odisea de Zolgar desde del espacio hasta las enigmáticas tierras del planeta salvaje Sylian y los oscuros secretos que ocultan sus rebosantes selvas e infernales desiertos del verde planeta.