Capitulo 15

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"-Qué?" Joder. Mucha información para tratar. Extrañamente, lo primero que pienso, es que Lisa me da miedo. Si es verdad, si es verdad que mi novia desde 4 putos años, la que me hizo vender droga, ir hasta Barcelona y subir a lo alto de esta torre, hasta este momento en el que tengo las piernas en el vacío... Si es verdad que estaba al lado de mi desde el principio... Es que Elisa es una psicópata.

-Pero, si la llame, si me mando fotos de ella, audios, ¡y tú estabas al lado mía!

-¿Te acuerdas... de mi prima? Sabes, Margaret...

-¿Qué? ¿Pero...? ¿Pero...? ¿Por qué?

-¿Por qué? Pues porque me estabas gustando demasiado, que sabía que nunca te podrías enamorar de mí por qué... me veías como una amiga, que nunca podrías cambiar de opinión sobre mí. Entonces cree esta cuenta, y una tarde, después de llorar y de odiarme, te escribí. Y empezamos a hablar. A hablar mucho. Hasta... Bueno, tú sabes, estabas aquí...

-Eres una psicópata.

-Ya." Nos quedamos así unos minutos... ¿O fueron horas? El sol está muy alto ya, y algunas personas abajo del building nos miran y pasan su camino.

***

Poco a poco, suavemente, Alex me coge la mano. Como si fuera algo normal. Entonces, empiezo a hablar. A hablar de nada. A contar mi infancia, mis amigos, los amores y desamores, los momentos de risa y momentos en los que llore. Cuento a Ash y a su banda. Cuento a los niños de la estación de tren, me acuerdo del nombre de cada uno. Cuento mis padres, o más bien, como no estaban mis padres, perdidos en otro mundo, lejos de mí, aunque estén los dos en el salón de mi casa, esperándome seguramente. Cuento cuanto sufrí de todo lo que me conto, Alex, de su vida amorosa, le cuento como volvía a casa y me tiraba sobre el ordenador para responder a sus mensajes. Le cuento cuando llame a Stephie para que juegue el rol de la novia en Barcelona, como pasamos tardes enteras las dos, recitando cada respuesta a cada pregunta que podía hacer Alex en las llamadas. Y por fin, mientras el sol ya estaba empezando bajar otra vez, le conté hasta qué punto la quería. Con que fuerza la deseaba y todas las cosas que podría hacer para ella. Y me callé. Entonces, nos quedamos otra vez sin decir nada. Pero nos daba igual. Porque mientras nuestros dos cuerpos, estaban los dos, sentados aquí, hablando de la vida, diciendo cosas sin importancias, nuestras dos almas estaban flotando detrás de nosotras. Y ellas no se mentían, no se escondían cosas, no disimulaban. Se besaban. Y se reían de lo tonto que eran nuestros dos cuerpos de ser tan tímidos.

Ya era casi de noche. Nos habíamos quedado aquí en esta ventana un día entero que paso en unos segundos. No habíamos comido, pero no teníamos hambre. No habíamos bebido, pero la sed no estaba presente. Estábamos completas y vacías a la vez. Nos habíamos contado todo lo que se podía contar con las palabras. Entonces, Alex quiso terminar expresándose. Pero no le quedaban palabras.

"- Oye Lisa... Técnicamente... Estamos saliendo no?"

Esta frase es muy tonta.

"-Eeem, sí, supongo.

-Entonces... sería normal si..." No termina su frase. Me pasa una mano alrededor del cuello, clava sus ojos en los míos y me besa. Le devuelvo su beso. Le paso con los labios lo que no llego por la palabra.

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Las dos almas que siguen detrás de las chicas ya no ríen. Se avanzan tranquilamente hacia las siluetas en el borde de la ventana. Cada una de ellas le da un empujoncito en el hombro a su cuerpo y Alex y Elisa, sin soltarse, se caen. Caen rápidamente, muy rápidamente. Pero no gritan, no les da tiempo, todavía tienen un montón que decir y un montón que ver. Las dos almas se sientan sobre la sonrisita que forma la luna y miran las dos sombras que caen. Se dan la vuelta las dos, agarradas de la mano y se van. Ya no tienen nada importante manteniéndolas sobre la tierra. Los dos cuerpos caen ligeramente en un callejón oscuro de Barcelona. La vida ya se fue de ellos.

𝐸𝓁 𝑅𝑒𝑒𝓃𝒸𝓊𝑒𝓃𝓉𝓇𝑜 1: 𝐸𝓁𝒾𝓈𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora