Siempre le parecieron lindos los amaneceres. Desde que se ha vuelto un héroe profesional tiene la oportunidad de siempre verlos estando encima de algún edificio de Yuei.
Son radiantes, hermosos y cálidos.
Katsuki suelta un extenso suspiro que sale de lo más profundo de su pecho. Aprecia libremente el momento de calma antes de que la ciudad despierte por completo.
Su teléfono vibra, lo toma a pesar de llevar sus gruesos guantes del traje de héroe que es la única prenda que utilizó para controlar su Quirk hoy que es su día de descanso, al fin y al cabo, solo ocupo aquello para ir a recoger su pedido a una repostería.
Baja de la azotea por las escaleras que resuenan con sus pasos, Katsuki solo le queda pedir que ningún vecino se despierte y arruine sus planes.
Entra por la ventana de su departamento, la vuelve a deslizar a su antigua posición para cerrarla un poco y con sus botas de estilo militar negro y naranja contra la madera vuelve a caminar, esta vez cuidando de sus pasos.
No quiere pisar ningún juguete de goma, peluches o cuadritos de Lego que están repartidos por toda la casa.
Se dirige a la cocina y prepara todo.
Acomoda las velas en una pequeña porción de pastel, pero antes se encamina al cuarto de su bebe, donde le ve dormido y con el estómago redondito al descubierto, sonríe enternecido en la privacidad de la pequeña habitación de su bebe y le deja descansar, ayer su hijo batallo mucho para dormir.
Ahora abre la puerta de su propia recamara y entra, con el platillo en sus manos. Mira la cama y descubre de donde su bebe sacó lo de dormir con el estómago al aire.
Deja el plato en la mesita de noche y besa la sien del más rubio.
—Amor —murmura despacio para poder levantarlo, la luz colándose en el cuarto a pesar de las cortinas bajas —, despierta.
Deku relame sus labios y se queja, pero termina de desordenar más la cama para poderse levantar. Su cabello esponjado, su pijama desaliñada mostrando algo de su barriga aún con la cicatriz de la cesárea y sus ojos rasgados con la cara arrugada, termina por bostezar.
La luz le cae en la cara y su cuerpo y Katsuki piensa que su esposo es radiante, hermoso y cálido.
Sí, siempre le han parecido hermosas las mañanas.
—Kaaachan, ¿por qué tan temprano?
—Tonto, es tú cumpleaños.
Deku no puede decir mucho más cuando frente a él Katsuki le dio su obsequio, una rebana de su pastel malditamente dulce.
A Izuku le brillaron los ojos cómicamente.
—¡Mi favorito! ¡¿Cuándo lo conseguiste?! Ni siquiera me di cuenta.
—Cállate y sigue disfrutando antes de meterte a bañar, recuerda que los otros extras van a llegar en cualquier momento.
—¡Más pastel!
—Mmj, yo también quiero mi rebanada de pastel, Deku.
—¡K-Kacchan espera!
Después de una extensa ducha, Katsuki se encargó de ir y limpiar al bebe. Tuvo que aprender a cambiar pañales sucios, a encontrar la temperatura exacta para la leche y como dar ligeras palmaditas en la espalda de un ser pequeñito para que repita. Él, un tipo grande y que siempre se le caracterizo con la personalidad de un villano. Él cambió por su familia.
O algo así.
—¡¿Izuku le estas robando sus juguetes y no los rejuntas?! —gritonea mientras va rejuntando los peluches de All Might y cubitos en un canasto mientras lo único que se escucha en la cocina son las risas risueñas del retoño.
—No es verdad —Lloriqueo, abrazando a Katsuma —, ¿verdad que mama es inocente?
Mientras Katsuki seguía refunfuñando y limpiando la sala de estar mientras ambos peliverdes seguían comiendo entre deliciosa papilla.
—Ma...ma. '
Ambos peliverdes se miraron fijamente en cambio Izuku expandió sus ojitos, sus esmeraldas llenas de ilusión al entender los balbuceos de Katsuma.
—Hablo enserio, Deku, no quiero sonar como un maniático con la limpieza, pero tú no me la pones tan fácil que yo-
—¡Kacchan!
Katsuki dejó lo que hacía para mirarlo, Izuku estaba extendiendo al bebe con ambas manos al aire, le hubiera dado risa ver a Katsuma con las mejillas gordas de papilla escurriendo un poco por la barbilla hasta el babero, pero le llamó más la atención ver a su esposo con los ojos lagrimosos y la más bella sonrisa nerviosa que le haya visto.
—¡T-Trato de decir "Mama"!
La expresión enojada fue desapareciendo eventualmente del rostro de Kastuki, dejando solo una pequeña sonrisa enternecida acercándose a su pequeña familia, Izuku lloraba con una enorme sonrisa de felicidad abrazando a su bebe que solo sonreía sin entender la emoción de sus padres.
Bakugo por detrás de él los abrazo también. Era más que claro, daría la vida por proteger aquel par de sonrisas que se convirtieron en lo más importante para él.
Como también le encanta que su pequeño y único hijo se haya sumado a darle un obsequio a su papi Izuku.