Despertar del tigre

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Morí. 

Morí en Asgard, en compañía de mis compañeros de armas, de aquellos niños rotos y desolados convertidos en adultos fríos y confundidos.

¡¿Entonces porque carajos estoy viendo el Santuario estallar en llamas?!

-Pero que cara... ay Atenea-decía para si Dohko entrando en pánico. No tenía armadura, no tenía idea de que estaba pasando y estaba débil.

Estaba a los pies de la Estatua de Atenea y veía las explosiones brillar y el retumbar de la tierra. estaba solo y por alguna razón no podía irse ni moverse.

-¿Si?- dijo una voz dulce y calmada, pero forzada y débil como si la persona estuviera haciendo un gran esfuerzo por hablar.

Volteándose con rapidez Dohko ve a una mujer de unos veinticinco años, largo cabello negro con reflejos verdes, piel blanca manchada de sangre y surcada como una noche estrellada de moretones y cardenales entre negros y rojos, ojos amables del color del cielo despejado, labios carnosos bañados en sangre. Vestía una armadura dorada con grandes alas y se sostenía como podía de un gran báculo con un gran circulo dorado en la punta.

¿Que... Quién eres?-pregunto acercándose y dejando que la joven se recargara en su cuerpo.

 -Soy la Atenea de esta dimensión-dijo con voz suave, muy suave casi un susurro.

-¡¿Atenea, dimensión?!-exclama completamente confundido.

-Escúchame atentamente Dohko, te he resucitado y extraído de tu dimensión de origen con un único propósito. Esta dimensión está corrompida y no debería ni de existir, se ha fusionado con otra completamente diferente y el destino se ha reescrito. Pero aún así estamos vivos en este mundo. Tu deber es destruir al ente que corrompe y destruye las dimensiones. No eres el único que ha llegado a esta dimensión, en Géminis esta un compañero tuyo de Guerra. Yo renaceré dentro de una década. No te dejare pelear solo, debes... Restaurar el Santuario...- una tos llena de sangre corto sus palabras y la luz empezó a abandonar sus ojos cielo.

-¡Oye aguanta!-

-Mi nombre es Luce y el enemigo se llama...-un susurro tan fino como la brisa llego a los oídos de Dohko antes de que aquella joven muriera.

-¡Oye, oye!-

Dohko no sabía porqué o como lo eligió. Pero estaba decidido a completar la misión asignada.

-Por Atenea-


Chaos in the lifeWhere stories live. Discover now