2

117 6 5
                                    

-Cómo pueden observar en el pizarrón, el día de hoy vamos a aprender acerca de la anatomía de la mujer..-- Bla, bla, bla, esas palabras de parte de tu profesor te entraban por un oído y te salían por el otro. Estabas totalmente concentrada en Simon, como siempre

-Profesor, no cree que éste tema será incómodo para los chicos?-- Dijo tu amiga Sabrina, la chica que era llamada "rubia tonta" como en las películas.

Eso generó un pequeño silencio hasta que alguien habló;

-¿Estás en primer grado o en la universidad? Sé que conoces perfectamente la anatomía de la mujer Sabrina, siendo una deberías.-- Dijo Alejandro, el chico que había llegado de intercambio hace unos meses.

Eso mantuvo a Sabrina callada durante el resto de la clase.

Al finalizar la clase y como siempre comenzaste a elegir que chico sería tu próxima presa, así elegías todos los meses una nueva victima que sirviera para darle ""celos"" a Simon, cosa que jamás lograste.

-¡¡Rudy!! Ven, necesito tu ayuda..-- Gritaste haciendo una señal con la mano al moreno para que se acercara a ti, cosa que hizo con su semblante serio de siempre.

-Que necesitas, T/n?-- Respondió el serio mexicano con su teléfono en la mano.

-Me siento un poco sola sabes?, te parece si tu y yo..-- No pudiste continuar lo que decías, ya que el moreno fue llamado por el profesor para que le ayudara con unos pendientes.

-Perdiste tu oportunidad moreno, vamos con la siguiente presa..-- susurraste mientras movías tu lápiz entre tus dedos jugando con él.

-¡Gaz, Moreno! Ven un momento..-- Dijiste de nuevo haciendo una seña con la mano.

-Que necesitas, bonita?-- Dijo el moreno con una enorme sonrisa, para nadie era secreto que le gustabas bastante.

-¿Por qué no te sientas a mi lado en la próxima clase?, bombón.-- Respondiste con un tono coqueto, esperando lo que sabías que diría.

-¡Por supuesto! También y si no te molesta, irías conmigo a almorzar?

-Claro que si dulzura, vamos..-- Contestaste con una sonrisa ladina apoyándote en su brazo derecho para caminar a su lado, volteando a ver a Simon que se encontraba apoyado en la puerta de salida al salón.

-Adiós Simon!-- Dijiste moviendo tu mano libre de un lado a otro, despidiéndote.

El hombre solo volteó los ojos y se fue en dirección contraria a la tuya, haciendo tu cabeza girar y tu mirada perseguir su camino.

-Ves algo, hermosa?-- Dijo el moreno con cierta irritación en su voz.

-Nada, vamos...--Contestaste.

Llegando a los lugares para comer el moreno te compró tu comida favorita y un pequeño postre de chocolate para después llevartelo hasta la mesa que habías elegido y sentarse a tu lado.

Cómo si de una princesa se tratase, el moreno tomó una pequeña cuchara y comenzó a darte el pequeño postre en la boca, limpiando cada pequeña mancha de chocolate de tu boca con su pulgar mientras sonreía.

-Muchas gracias lindo..-- Dijiste de manera dulce.

-No hay de que preciosa, me gustaría invitarte a..-- No pudo terminar lo que decía puesto a que cierto rubio te tomó del brazo y de levantó de un tirón de la silla.

-¿Simon? Que necesitas... No ves que estoy ocupada?-- Sin respuesta.

-¡Simon sueltame! Me lastimas..-- Soltaste en un defensivo tono se voz mientras tu ceño se fruncía ante el brusco agarre del mayor, que poco a poco intensificaba su fuerza.

Rápidamente te llevó a rastras hacía un salón de clases vacío, dejando a Gaz confundido con tu bolso de mano a su lado.

-Simon que demonios...Por que hiciste eso??--

-Nada importante, el profesor nos puso en equipo para hacer un trabajo esta tarde así que espero que no faltes.-- Anunció sin más.

-¿Faltar a donde?-- Preguntaste confundida.

-En mi habitación, 5PM y trae tus libros..--

-Muy bien.. Nos vemos lindo~-

Pronto el día de clases terminó y como era rutina todos volvieron a sus habitaciones y descansaban, todos menos tú, que caminabas pacientemente a tu habitación para arreglarte un poco para tu "cita".

era obvio que no era una cita, Simon jamás te invitaría a una por más que le hicieras mil y un hechizos o que lo obligaras con una maldita pistola en la cabeza.

Pronto llegaste a tu habitación y te sentaste en tu cama mientras veías hacía tu armario y buscabas algo decente que ponerte.

Desabrochaste tus tacones y bajaste el cierre de tu vestido para comenzar a cambiarte cuándo de repente..

Toc.. Toc... Toc.. Toc..

Ese último golpe en la puerta hizo que todos los demás se escucharan sin ganas así que supusiste que era Sabrina.

-¡Sabrina! Pasa, la puerta está abierta. -

-Para tu mala suerte no soy la rubia molesta, soy Simon. - Dijo sin más el rubio.

-¡Qué coincidencia cielo!  justo desabrochaba mi vestido para ir contigo, me ayudas? - Dijiste con súplica mirando hacía Simon, quién tenía su vista sobre tus ojos.

-Tienes tus propias manos, hazlo tú. -

-Vamooos Simon, ayúdame.. - Rogaste.

Querías sentir su tacto aunque sea por un segundo, para nadie era secreto que ese hombre te volvía loca y que rogabas por su atención día a día.

-Bien, date la vuelta antes de que me arrepienta de ayudarte. -

Te volteaste rápidamente y el hombre comenzó a desabrochar tu vestido que dejaste caer al piso con toda la confianza del mundo, dejándole a Simon una vista amplia de tus bragas de encaje azul.

-Vaya... Eres un pervertido. - Dijiste mientras el hombre te veía con su semblante serio de siempre.

-¿Soy yo el pervertido?, segura de que no eres tú? -

-¿Quién es el que me está viendo fijamente mientras solo llevo mis bragas puestas?. -

-No lo estaría haciendo si no me hubieras pedido ayuda para quitarte ese vestido, vístete para que podamos ir a mi habitación. -

Lo miraste con una sonrisa ladina y te aproximaste a tu armario a buscar algo qué ponerte.

Te decidiste por una falda deportiva blanca, una camisa larga sencilla de color negro y unos tenis blancos.

-Vaya.. Te ves mucho mejor cuándo no vistes cómo una puta. - Comentó el rubio.

-Gracias por el cumplido, supongo. -

Pronto te tomó del brazo y te arrastró un poco hasta llegar a su habitación.

Al entrar un olor fresco y limpio invadió tus fosas nasales, era una persona muy ordenada al parecer ya que aparte de que la habitación olía bien estaba sumamente limpia.

-Quítate los zapatos, podrías ensuciar el piso. - Dijo observandote mientras completabas la acción.

                    .       .       .


Pronto terminaron la mitad del trabajo y te fuiste a tu habitación.

--Vaya Simon, escondes muchas cosas.. -

El indomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora