Dos años antes.
Jihoon solía hacer lo que quería, cuándo y cómo lo quería. Siempre. Así eran las cosas.
Su padre no tenía problema en consentir a su único y querido hijo, cumpliendo cada una de sus peticiones.
—¿Una fiesta? —preguntó el señor Lee mientras bebía su café.
—Así es, pero no será cualquier fiesta. Necesito que invites a tus socios. Quiero que sea la fiesta del año, que todo el mundos sepa de ella e incluso hagan noticia sobre ella.
—Jihoon cumples diecisiete años. Puedes esperar a cumplir dieciocho para hacer algo tan grande.
—Pero yo quiero mi fiesta este año, papá... —y nuevamente el señor Lee caía en los encantos de su hijo.
[...]
El salón de eventos estaba decorado con luces centelleantes y elegantes cortinas de terciopelo. La música vibraba en el aire, mezclándose con el murmullo de conversaciones sofisticadas y risas. Jihoon caminaba entre los invitados, con un aire de satisfacción mientras recibía cumplidos por la organización de la fiesta.
—Jihoon, te presento a Choi Seungcheol, el socio más joven de mi compañía —dijo el señor Lee, colocando una mano en el hombro de Jihoon.
Jihoon alzó la mirada y sus ojos se encontraron con los de Seungcheol. Era un hombre joven, probablemente en sus veintitantos, con una presencia imponente y un aura que emanaba peligro. Sus ojos oscuros parecían penetrar el alma de Jihoon, haciéndolo sentir vulnerable por primera vez en su vida.
—Es un placer conocerte, Seungcheol —dijo Jihoon, intentando mantener la compostura. Seungcheol le tendió la mano, y al estrecharla, Jihoon sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sintiendo el aroma de tierra mojada emanando del contrario, envolviendo todo su ser.
—El placer es mío, Jihoon —respondió Seungcheol con una voz profunda y seductora.
La noche avanzaba, y Jihoon no podía apartar sus ojos de Seungcheol. Observaba cómo se movía con gracia entre los invitados, su postura relajada y su sonrisa encantadora. Pero había algo más, algo oscuro y atrayente que lo envolvía. Sin mencionar el increíble y adictivo aroma de las feromonas alfa. Seungcheol no era como los otros socios de su padre. Había un misterio en sus ojos que Jihoon ansiaba desentrañar.
Finalmente, cuando la música disminuyó y la multitud comenzó a dispersarse, Jihoon decidió acercarse a él.
—¿Te estás divirtiendo? —preguntó Jihoon, con una sonrisa coqueta.
—Podría decirse que sí —respondió Seungcheol, sin apartar la vista de él—. Aunque no puedo evitar notar que eres el centro de atención de esta noche.
—¿Te sorprende? —Jihoon alzó una ceja, desafiante. El que este hombre estuviera ahí sin saber el motivo de la fiesta le causaba más curiosidad.
—Para nada. Solo me pregunto si hay algo más detrás de esa fachada de chico consentido.
Las palabras de Seungcheol lo descolocaron. Jihoon sintió una mezcla de rabia y fascinación. Nadie se había atrevido a hablarle así. Sin embargo, en lugar de apartarse, decidió jugar su propio juego.
—Tal vez deberías averiguarlo por ti mismo —susurró Jihoon, acercándose un poco más.
Seungcheol lo miró intensamente antes de responder.
—Quizás lo haga. Pero ten cuidado, Jihoon. No siempre te gustará lo que encuentres.
Esa advertencia solo avivó más la curiosidad de Jihoon. Seungcheol se apartó y caminó hacia la salida, dejando a Jihoon con una mezcla de deseo y confusión. Sabía que ese encuentro había sido el comienzo de algo peligroso y emocionante. Y Jihoon, siempre ansioso por nuevas aventuras, no podía esperar para ver qué sucedería a continuación.
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Obsession (Jicheol)
Random"La única razón por la que no deje que nadie te hiciera daño, era porque quería hacertelo yo mismo".