Primer Capítulo

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Por fin. 

Íbamos a vernos después de tantos años. 4 años habían pasado y nunca nos habíamos visto en persona, nunca nos habíamos dado un abrazo, nunca había sentido su calor. 

  Apenas podía pensar. Mi pulso se aceleraba cada vez que pensaba en él y en que nos tendríamos uno delante del otro después de tanto tiempo, tantos mensajes, tantas palabras cariñosas

  ¿Qué iba a pasar? ¿Cómo lo saludaría? Por mucho que le dijera que le mataba del pedazo de abrazo que le iba a dar, mi corazón pegaba un brinco. ¿Me daría vergüenza verlo? ¿Iba a saludarlo con dos besos por simple cortesía?...


 No era seguro si él vendría ese año al festival pero cruzaba todos los dedos que tenía para hacer que pasara. 

Y hoy era ese día, iba a verlo dentro del recinto. Nos escribíamos todos los días, a todas horas, nerviosos por lo que iba a pasar. No podíamos esperar más. 


Yo viajaba sola, aunque iba a ver mucha gente de mi ciudad por ahí, no planee nada con nadie. 

Quería fluir. 


Hace apenas unos años jamás habría hecho semejante cosa, viajar por mi cuenta. ¿Por qué? Porque en su momento era tan insegura que... bueno lo sigo siendo... pero lo era tanto que me daba vergüenza ir sola a cualquier sitio. No quería parecer una solitaria abandonada, sin amigos.


Hoy en día me daba tan igual. Quería disfrutar de la vida, y eso estaba haciendo. 

Estaba soltera después de casi 3 años y odiaba depender de la gente. Notaba que podía con todo. Así que hice las maletas, metí ropa para una semana, mi caseta para acampar y lo necesario para sobrevivir una semana en un camping lleno de gente como yo: metaleros dispuestos a pasar el verano de su vida con ganas de disfrutar y vivir el momento. 

 Organicé mi viaje por mi cuenta y casualidades de la vida... conocí a un chico muy simpático en el aeropuerto cerca del festival. Y nos caímos tan bien que me invitó a quedarme con él y sus amigos en el camping. Y así fue. 


Era la mañana después de que aterrizara en la península y mis nuevos amigos y yo estábamos de camino a desayunar algo para reponer fuerzas y poder disfrutar a tope de los primeros conciertos en la tarde. Hoy empezaba todo, y hoy iba a verle por fin. 

Sonreía como nunca, las mejillas se me sonrojaban y mis ojos brillaban (según mi nueva amiga que daba la casualidad que era de mi ciudad, pero llevaba años independizada en las afueras). 

 La adoraba, era de mi edad, y aunque apenas la conocía, podía contar con ella para cualquier cosa. Le conté mi situación con él y el por qué de mi actitud tan nerviosa. 


 Se alegraba tanto por mi que por poco se echaba a llorar de la alegría. 

Mientras caminábamos por las calles repletas de grupos grandes de metaleros, buscábamos un sitio en dónde desayunar. 

Clavé mis uñas en la muñeca de mi amiga y me empezó a faltar el aire. 


Ahí estabas. Te vi de lejos. Tus gafas, tu gorra, tu forma de caminar... eras tú. Estabas con la mirada perdida en el teléfono caminando hacia nosotros. Nos separaban apenas unos cincuenta metros, e ibas detrás de dos personas... O creo recordar que fuesen dos. Solo tenía ojos para ti.


Le susurré a mi amiga: "Ahí está".
No pensaba que nos llegaríamos a ver fuera del recinto y me pilló de sorpresa. 

Mi amiga siguió mi mirada y se rio por lo bajo. 


Cada vez nos acercamos más y tú venías de frente. Y cada vez aguantaba más mis ganas de correr hacia ti para no tumbarte de alegría con el abrazo que te quería pegar. 

3... 2... 1... 

Sin darme cuenta te cogí de la camisa, y sorprendido levantaste la mirada. 

Fue mágico... Poder abrazarte, sentirte, olías tan bien... El corazón casi me rompió el pecho. 

Tu voz me dejó sin poder pensar, solo me concentraba en ella y en tu sonrisa. 


Nerviosa vi que tanto mis amigos como los tuyos se pararon para observar el espectáculo. 

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2023 ⏰

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