Un romance prohibido pero deseado

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Edward estaba triste y su único consuelo era su pequeña niña recién nacida, la miraba con tristeza ya que el parecido con su difunta esposa era notable. Sintió como alguien se acercaba lentamente detrás suyo y escuchó cómo éste hablaba:
-¿Sí sabes que fue todo tu culpa, cierto? -dijo Jacob. Edward se dio vuelta y fulminó con la mirada al hombre lobo que estaba ahora delante suyo.

-Quien te invitó, perro sucio -El vampiro empezó a sentir como sus mejillas se calentaban, se dio vuelta rápidamente, agarró a la niña y salió por la ventana.
Jacob rastreo su olor y se dio cuenta que fue hacia el acantilado, lo vio junto a la bebe (todavía sin nombre por el repentino fallecimiento de su esposa). -Que tierno- Pensó Jacob al verlo junto con su hija. -¡NO! El es mi enemigo, lo odio, el no es tierno.-

-Ya sé que estás ahí perro inmundo. -dijo Edward, se notaba la sonrisa que intentaba ocultar en su falso fastidio a la hora de hablar.
Jacob se acercó desafiante, Edward se volteó para verlo. El lobo estaba tan cerca de él, la tensión entre los dos era tan grande que podría empezar un incendio. El vampiro se sonrojo, pero recordó que su hija estaba en el medio de los dos.

-Eh, se hace tarde. -Tartamudeo, su corazón, el que creía muerto e inexistente latía a máxima velocidad, la imagen que se creaba en su mente de él y Jacob besándose era tentadora, pero no podía traicionar a Bella de esa manera. Se fue corriendo, y cuando entró a la casa vio a Alice, ella tomó aire y habló:
-Edward, vi el futuro, lo vi, enserió hazle caso a tu corazón. Sé que te gusta y el también gusta de vos, serán felices solo si te lo permites, no pienses en Bella, ella querría que seas feliz y que sigas a tu corazón.
Edward lo pensó, de verdad le gustaba Jacob y ya no lo ocultaría más. Dejó a la niña en él sillón, salió disparado hacia el acantilado y gritó.

-¡JACOOOB!

Punto de vista de Jacob:

Edward acababa de irse. Él me gusta pero era obvio que era imposible, él sigue enamorado de Bella.
Estaba a punto de convertirme en lobo e irme hasta que escuche algo a lo lejos.

-¡JACOOOB! -Me dí vuelta y lo vi llegar. De la nada ya no sentí los pies en el suelo, el me agarraba de la cintura mientras volábamos por encima del agua y la luz de la luna iluminaba su rostro. Él era perfecto, no lo aguanté más y lo besé, éramos solo él y yo bajo la luna.

Edward se separó, me miró a los ojos con ternura y dijo:

-Te amo, mi perro sucio.

Jacob x EdwardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora