Capítulo 33

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Nada fue real

Atenea Morelli

Estoy cansada de tanto sexo, no creí poderme sentir así nunca, pero la realidad es que Alonso o como sea que se llame me ha follado toda la noche, no hemos parado de coger en ningún momento, ahora a los dos nos ha dado hambre, fue a la cocina a preparar algo de comer para los dos.

Mientras él se encuentra en la cocina, aprovecho el momento para levantarme de la cama, tomo una camiseta de Alonso y me quedo con mi tanga solamente, me acerco a la puerta para asegurarme de que esté cerrada.

Busco entre los cajones de ropa, no encuentro nada, solo ropa, salgo del closet y me adentro al enorme baño, busco en los cajones restantes que se encuentran debajo del lavabo, este solamente contiene toallas y cosas de higiene personal. Me detengo frente al espejo y paso las manos por mi cabeza, no encontrar nada sobre él, me estresa.

Salgo nuevamente a la habitación, me acerco a los demás cajones que permanecen al lado de la cama, busco desesperadamente sin hacer ruido, mientras muevo los cajones un anillo cae sobre mi pie, este es en oro blanco, una "B", conozco ese tipo de tipografía, ese anillo solamente lo lleva " La bestia".

Y esa persona es Saúl Di Marco, tomo el anillo y lo observo en busca de descartar la idea que ronda en toda mi mente, un compartimento extra del cajón llama mi atención. Abro este y veo un lote de documentos, los saco y leo detenidamente la información que contienen, me quedo pasmada al saber de qué trata.

No solo es líder de la mafia oeste, también es policía, eso explica muchas cosas ahora.

Marco al teléfono de Adriano, no espera a que suene dos veces, responde la llamada, miro los documentos para asegurarme de que es cierta la información leída antes de contarle.

Todo este tiempo he estado durmiendo con el enemigo.― digo en voz baja.

¿Qué quieres de decir con eso?― se escucha preocupado desde el otro lado de la línea.

Es Saúl Di Marco, no es ningún Alonso, no es empresario.― hago una pausa porque siento que voy a explotar.― Es policía aparte de mafioso.

¡Mierda, debes salir de ahí ahora!― grita nervioso, sé la magnitud del problema en el que me encuentro envuelta.

Siento como los pasos de Saúl se acercan a la habitación, cierro la llamada rápidamente, dejo todos los documentos sobre la cama y sostengo el anillo.

― He preparado vegetales salteados con carne asada.― entra con una bandeja en manos, trae como ropa solamente un pantalón de chándal puesto.

Mira hacia la cama, ve los documentos, luego me mira sosteniendo su anillo, deja la bandeja sobre el tocador y se acerca a mí.

― Puedo explicarte todo esto, deja que lo haga.― trata de calmarme, pero simplemente no puedo escucharlo.

Contengo las ganas de golpearlo, no puedo creer que me haya visto la cara todo este tiempo.

― ¿Qué vas a explicarme? ¿Qué eres policía? O mejor aún.― sostengo el anillo con rabia.― ¿Qué eres mi peor enemigo?

Niega acercándose, con cada paso que da retrocedo, no deseo tenerlo cerca en estos momentos.

― Lo demás puede que sea cierto, pero no soy tu enemigo.― pasa las manos por su cabello.― No lo soy, no pienses eso de mí.

― ¿Creíste que nunca me daría cuenta de quién eres Saúl Di Marco?

Sed de poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora