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Los días estaban pasando demasiado rápido para el gusto de Baekhyun, ya llevaba casi seis meses de haberse mudado y la inauguración de su consultorio fue todo un éxito. Él realmente no esperaba que le fuera tan bien en Corea, cuando viajó solo pensaba en tener algo de tranquilidad, pero la buena fortuna lo estaba acompañando.

Tenía una casa preciosa en un excelente sector, sus hijos se habían adaptado muy bien a la nueva escuela, su trabajo empezó con el pie derecho y tenía agenda llena por meses. Y claro, había encontrado a alguien que lo tenía flotando en las nubes y no solo del placer.

Poco a poco, Chanyeol se había metido en su piel y en su corazón. Baekhyun se reprendía a sí mismo por haber caído con ese chico, pero, al mismo tiempo, sé justificaba diciéndose que había sido inevitable. Después de todo, él siempre actuó de la manera correcta, siempre hizo todo bien y cumplió las normas de la sociedad, y al final, terminó engañado, divorciado y solo con sus hijos, teniendo que empezar de nuevo.

Él estaba dispuesto a mandar todo al diablo y solo disfrutar de eso tan maravilloso que estaba viviendo, mientras le durara. No sabía si Chanyeol lo consideraba como algo más que una candente aventura, pero cuando lo veía con sus hijos, jugando, ayudando en sus tareas o, a veces, simplemente escuchándolos, se preguntaba si la vida le había enviado a ese espectacular hombre para compensarlo por todo el daño sufrido.

Tenía miedo, claro que sí, pero estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos y solo dedicarse a disfrutar de esa pasión que nunca había vivido; todavía estaba joven, todavía podía empezar una nueva vida, aunque el hombre del que se estuviera enamorando fuera doce años menor que él. Si fuera al contrario, la sociedad no diría nada, estaba bien que un hombre cuarentón consiguiera un bonito doncel en sus veintes, ¿porque él debía sentirse mal? Él tenía tanto derecho como cualquier otro a ser feliz.

Ese día, Baekhyun estaba particularmente contento. Chanyeol le había pedido una cita en el consultorio con la excusa de que le dolía un diente. Muy dentro de él, creía que no era cierto y que el jovencito solo quería verlo, ya que en esa semana no habían podido coincidir y realmente lo echaba mucho de menos.

Cuando llegó el momento, él sintió tantos nervios como si fuera a asistir a su primera cita, era absurdo, pero ese alto y jodidamente guapo joven le removía todo por dentro, desde sus hormonas hasta las mariposas en su estómago.

─Vaya, de haber sabido que los odontólogos eran tan hermosos habría descuidado mis dientes. ─El alto le sonrió coqueto como siempre y habló mientras se acercaba a él.

─No tendrías esa sonrisa tan bonita si lo hubieras hecho.

─¿Te parece bonita mi sonrisa?

─Sabes que sí, por eso eres un presumido, sabes que me encantas.

─Sí, pero me gusta cuando me lo dices.

Chanyeol se acercó a besarlo apasionadamente, realmente esos días sin verse lo tenían mal. El doncel ya era como una droga y lo necesitaba demasiado. Cada vez se convencía más de que eso que experimentaba era amor verdadero y que, a pesar del poco tiempo que llevaban juntos, él estaba locamente enamorado de Baekhyun.

─Si no me sueltas no voy a poder revisar tus dientes.

─Resulta que ya no me duele nada, al menos no ahí... Hay otra parte de mi cuerpo que duele demasiado por tantos días sin verte.

─¡Eres un pervertido!

─¿Yo? Pero si me duele el corazón de extrañarte tanto... ¿A qué pensaste que me refería?

─Y-yo... Bueno... ─El doncel se sonrojó visiblemente y esa fue una visión demasiado adorable para Chanyeol.

─¿Quién es el pervertido? ─preguntó el alto con sorna en la voz mientras picoteaba el rostro rojo y caliente del doncel.

🌻EL JARDINERO🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora