¿Eres el más fuerte porque eres satoru Gojo o eres Satoru Gojo porque eres el más fuerte?
Esas fueron las palabras que dije para después alejarme de él y seguir un camino del que ni yo mismo creí que tomaría.
Me sentía sucio, como si fuera alguna especie de monstruo. Se sentía tan mal que me encantaba. Asesinar a esos malditos monos por todo el mal que cometían era todo lo que me hacía sentir pura satisfacción, como si le diera un sentido a mi vida.
¿En qué momento las cosas dieron un completo giro y abandoné a todos mis ideales?
- ¡Quiero pasar más tiempo con ustedes, quiero conocer muchos lugares y aprender cosas nuevas!
Sonreí ante esto, amaba la sinceridad y lo enormemente genuina que era.
- Vamos a casa, Riko.
- ¡Sí!
Justo en el momento en el que estiró su brazo para darme la mano, escuché un disparo. Aquel disparo perforó la cabeza de Amanai y cayó muerta al suelo. No sabría explicar las innumerables cosas que sentí y pensé.
Jamás pensé que la muerte de alguien me cambiaría tanto.
Desde ese momento no volví a ser el mismo.
Pasaron los meses y poco a poco mis pensamientos me iban consumiendo. ¿Qué era lo que estaba bien y qué era lo que estaba mal?, lo que para mí está mal, ¿también lo era para los demás?
- Suguru, ¿estás bien? Estás adelgazando.
- Tranquilo, es por la temporada de calor, no es nada.
Por supuesto que no estaba bien. Joder, sólo necesitaba un abrazo, sólo quería que tú me consolaras. Sabías que no estaba bien y jamás hiciste nada. Te volviste tan soberbio por haberte convertido en el más fuerte que ni siquiera le prestabas atención a tu alrededor.
Tranquilo, suguru. No pierdas los estribos, sigue tus principios.
- Tal vez...simplemente podríamos asesinar a los no hechiceros.
- Ahora que lo pienso, tienes razón, geto.
- ¿Qué?
- Lo que acabas de decir es probablemente el mejor método. Forzar a los humanos normales a adaptarse al mundo de la hechicería y convertirse en hechiceros.
- ¿Odias a los no hechiceros, geto?
- No lo sé. Solía pensar que los hechiceros existimos para proteger a los débiles pero desde hace poco es que me puse a pensar si realmente las cosas son así.
- Ya veo. Una parte de ti odia a los no hechiceros, mientras que la otra parte quiere protegerlos. Presiento que no falta mucho para que te decidas que lado vas a seguir.
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