Capitulo 8

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EMMA

Frunzo el ceño. No me esperaba esta pregunta.

—¿Esto es lo que te tiene así?—le pregunto.

—No me tiene de ninguna manera,—hace una mueca y sacude mi cabeza como a un perrito— es solo una pregunta.

Ruedo los ojos y sonrío. Se que Charlie no es de esos chicos tóxicos y celosos. Y no quiero que tengamos una conversación y que todo se ponga incómodo por esa tontería. Porque si es una tontería, Hunter y yo solo somos amigos.

—Es mi amigo.

El asiente. Segundos después observo que levanta sus manos y las posa a los lados de mi cuello con delicadeza, con sus dedos pulgares acaricia mis mejillas. Levanto mis brazos y los envuelvo sobre su cintura, acercándome más a él. Sus ojos bajan a mis labios y finalmente me besa, nuestras bocas se unen con lentitud. No sabía que necesitaba tanto besarlo, su contacto siempre será increíble.

Charlie se separa pero deja su frente apoyada de la mía.

—Me vuelves loco.

Doy una sonrisa de lado y le deposito un beso corto.

—Y tú a mi. —le respondo abrazándolo más fuerte.

Él me responde el abrazo. Con el viento helado que hace, su cuerpo aún se encuentra cálido. Cada vez que lo tengo junto a mi, me da calor, me hace sentir segura y relajada. Jamás creí llegar a estar con alguien me hiciera sentir de esta manera. Siempre lo vi en las películas y lo sentía como algo imposible, quizás que por lo qué pasó... sentía que yo era de esas personas que nunca iba a conocer el amor. Que simplemente no estaba destinado a mi.

Pero me equivoqué.

—¿Sabes? —me separo un poco para verlo mejor.— cuando fui a buscarte a tu habitación, el chico pelirrojo que estaba en la fiesta de la otra vez, salió con muy mala cara de ahí.

Mi vecino, —como lo sigo llamando algunas veces—me mira extrañado y se queda procesando la información.

—Y luego vi a Gabriel que también estaba ahí y no estaba tampoco muy bien.—continúo diciendo— No se, me sorprendió un poco.

—Uh..—Charlie se encoge de hombros— se que algo pasa entre esos dos, pero Gabriel no quiere hablarme al respecto. —mira hacia el campus iluminado por las luces de los postes —Creí que me tenía confianza.

Entrelazo su mano con la mía.

—A lo mejor muchas cosas están pasando por su cabeza y por eso no quiere hablarte de eso. —sus ojos azules me ven nuevamente y no puedo evitar sonreír internamente porque esos ojos solo me ven a mi.

—Si, seguro.

—Hay que darle su espacio.

El asiente y me agarra de la mano para salir de ahí.

—Debería volver a mi habitación.—le digo una vez que llegamos a su piso. El mira hacia su puerta pero me vuelve a ver.

—Te acompaño, no tengo prisa.

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⏰ Última actualización: Feb 11 ⏰

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