déjame tocarte #1

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Iguro...mi pequeño y lindo esposo...

Esas palabras resonaban en la mente del joven Omega pelinegro, se levantaba aturdido después de una noche confusa con su esposa, mitsuri kanroji una alfa sumamente linda, fuerte y amorosa la cual descansaba a un lado de el dándole la espalda, iguro tocó suavemente su cabeza, le dolía y sus recuerdos estaban confusos llendo y viniendo como un gran tornado, uno de ellos llamo su atención en el que su esposa lo tomaba una y otra vez, dio un suspiro asustado y tembloroso, corrió acia su baño cojeando por el punzante dolor en su cadera encerrándose y poniendo seguro a la puerta, ahí vio lo peor que le podía pasar en ese jodido momento, de su entrada chorreaba la esencia de su esposa ¿¡Pues cuántas veces se vino en mi!? Penso alarmado secándose con una toalla la entrepierna hasta que escucho una voz

-amor...¿estás bien?- pregunto mitsuri desconcertada al no ver a su pequeño esposo en la cama, eso le preocupo

-cl-claro...-respondio con nerviosismo intentando pensar una excusa para sacarse de esa situación tan preocupante para el.

-bueno...sabes que puedes confiar en mí ¿Si mi pequeño?- con una sonrisa encantadora se fue a preparar el desayuno, era temprano y el sol brillaba, los pájaros cantaban y hacia una agradable brisa de verano ya casi llegando el otoño. Iguro se sintió tranquilo ante esas palabras, su pareja nunca lo tomaría mal si llegaba a quedar embarazado por obras del destino pero...un miedo calo su columna al imaginarse que no aceptara tener una familia y esa horrible inseguridad no saldría de su mente, así que decidió no pensar demasiado en eso ya que no podría concentrarse en su trabajo de cazador de demonios, suspiro y se vistió con su uniforme para luego salir a su comedor y encontrar a su esposa ya desayunando lo que había preparado, iguro se sentó enfrente de ella y comenzaron a platicar de cosas banales como anécdotas de sus vidas, los demonios que faltaban por asesinar o...algo muy serio para ellos, más para Mitsuri y era la desaparicion de el querido maestro de mitsuri Kyojuro que hace un año no se sabía de él ni había dejado rastro después de la pelea del tren.
Dejarían esa plática para después ya que el cuervo de iguro llegó a asignarle una misión algo complicada, implicaba quedarse una semana entera en el distrito rojo con Tanjiro, Inosuke, Zenitzu y Uzui a cazar un demonio

Pasaron 3 días y el estaba en la casa Tokito siendo brutalmente golpeado por daki , no podía defenderse no hacer nada, su cuerpo desde hace días de sentía entumido y débil, sus técnicas ya casi no le salían y era considerablemente más lento corriendo y atacando aparte de estar más sensible de lo normal, sus pechos sensibles en inchados y vomitaba todo lo que le daban de comer y la cadera y columna le dolían. Iguro quedó en el suelo brutalmente golpeado, de su labio salía sangre, su ojo morado al igual que muchos de los moretones que tenía por todo el cuerpo, no aguanto más y de sus hermosos ojos bicolor salieron lágrimas cristalinas llenas de dolor, no lloraba por los golpes si no por qué ahí se sentía inseguro, necesitaba a su alfa, quería abrazarla y sentirse seguro entre sus brazos sintiendo que nada malo en el mundo le podía pasar, que nadie lo podría dañar mientras estuviera con ella abrazándolo, pero no estaba, no estaba ella ahí para cuidarlo y decirle que todo estaría bien, normalmente no se sentía así pero en esos días más le hacía falta su querida esposa

-mi alfa...- fue lo último que dijo antes de caer desmayado

-iguro aquí estás...- dijo una alegre voz pero a la vez preocupada y otra persona de una voz graciosa pero grave accedió y sintió como lo cargo para después quedar completamente inconciente

yo soy un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora