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╰┈☆ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐎𝐧𝐞

❝ 𝗘𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼 𝗶𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗱𝗼 ❞

“—¿Eres el más fuerte por qué eres Satoru Gojo?, ¿O eres Satoru Gojo por qué eres el más fuerte?”

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“—¿Eres el más fuerte por qué eres Satoru Gojo?, ¿O eres Satoru Gojo por qué eres el más fuerte?”

Podía sentir su pecho arder mientras hablaba. Se quedó estático en su lugar, esperando estoico a que la persona que consideraba especial  le respondiera. Pero, una vez más, antes de que él pudiera decir más de una palabra..

“—¿̸͎̝͇̈́͝A̴̡͍͓͑͝͠ d̴̫̻͌̾͜͝o̴̢̘̺͊́n̸͓͚͆̓͘d̵̝̼͕͋̾͑ë̴̢̘́̓͘ q̵̫̺͙̀͌̈́u̸͉͙̦͛͆͑ḯ̴̡͔͉̓̈́é̵̢̢͙̾͘r̴͍̦͔̓̔͠e̸̪̝͓̽̀̈́s̸̢̠̠͋͌̿ l̵̞̝͐͛͝l̴̪͍̻̐̀͠ë̵̡͕̟́̒͠g̵̟͉͙̓͑͠a̴͖͔͛̀̈́͜r̴͇̻̟̔̈́̿?̵͎̫̦͑̕͝”

...todo se había convertido en una «Imagen borrosa». Se dio la vuelta y se perdio entre la multitud mientras sentia como el aire chocaba con su rostro, dejando atrás su pasado y esperando ansioso por su futuro. Por qué era consciente de que era lo suficientemente importante para él en su vida como para quitarle la suya, y aún así deseo reencontrarse con él en algún futuro. Era como un bucle del que no podía salir, un disco rayado que no dejaba de repetirse una y otra y otra vez. Algo que no se podría arreglar.

Abrió los ojos y se levanto con somnolencia, también agotado por las arduas horas de trabajo del día anterior. Su ritmo cardiaco estaba considerablemente elevado, la inquietud inundaba su cuerpo. Era la catorceava vez que experimentaba lo mismo, estaba curioso del por que sus sueños se sentían tan.. reales.
Probablemente había una razón científica para eso, tampoco quería pensarlo tanto por que se gastaría la poca inteligencia que le quedaba haciéndolo.

Paso sus manos por su rostro, en un intento de despertarse completamente. Pero aún así, la imagen de ese chico no abandonaba sus pensamientos. ¿Tal vez era alguna víctima de brujería y no lo sabía?, además de que el contenido de sus sueños era un tanto.. extraño. Existían seres similares a unos monstruos, pero la gente normal no podía verlos y se suponía que había algún tipo de “brujos” que los derrotaban. Tal vez ver demasiadas películas de ciencia ficción le habían surtido efecto, dejaría de repetir la saga de harry potter de ahora en adelante. Pestañeo un par de veces antes de visualizar los rayos del sol que iluminaban su habitación con calidez; en consecuencia, sus pupilas se contrajeron.

Dirigió su mirada al calendario que se encontraba a unos metros de él. «..hoy es 12 de diciembre..» pensó, ya faltaban un par de días para navidad.

El timbre de su apartamento interrumpió sus pensamientos. «ding-dong» sonó una vez más. Volteo a ver el reloj que colgaba en la pared, aún era temprano. Se levanto de la cama mientras tomaba una liga pequeña de su mesita de noche; la puso en su boca mientras le daba forma a su cabello con sus grandes manos, haciendo una pequeña coleta que dejaba su cara al descubierto. Los mechones sobresalientes se movían con el ligero aire que la ventana dejaba entrar a la habitación. Caminó a paso lento por el corto pasillo hasta la puerta y finalmente la abrió.

—Oh, Suguru.. ¿Te desperté?— Preguntó una señora vieja, con un lindo vestido de seda color rosa. Fácilmente podría tener más de setenta años, pero esa faceta linda y amable que tenía se la llevaría hasta la tumba.

—Claro que no, estaba despierto desde hace un rato.. ¿Puedo hacer algo por tí, Margaret?— Hablo Suguru con suavidad, esperando la respuesta de aquella mujer a la que ya le había tomado cariño desde que lo acepto como un inquilino en su edificio.

—Queria pedirte un favor.. tengo un sobrino que trabaja en una cafetería cerca de tú trabajo. ¿Crees que puedas darle esta carta? apenas se acaba de mudar y no lo he podido ver desde hace ya unos años..— Suguru escucho atentamente a la mujer que se encontraba a un metro de él. Comprendió la situación, y con una ligera sonrisa; acepto la petición sin problemas. Era un domingo por la mañana, por ende no tenía trabajo los fines de semana, sin embargo tenía una junta importante en su trabajo a la que debía asistir después. Cerro la puerta de su apartamento cuando la gentil mujer se desvaneció entre los pasillos, y con un sentimiento de tranquilidad empezó a vestirse y hacer sus necesidades. Tenía la sensación de que hoy sería un buen día, aún que tal vez no para otros.

Había pasado un corto periodo de tiempo, tomo sus llaves y cerró el apartamento. Dio un largo suspiro, antes de embarcarse a la gran aventura que tenía la carta para él.
Se sentó en el asiento del piloto y agarro el volante con una sola mano; mientras se ponía a pensar en las misteriosas personas que aparecían en sus sueños, nunca las había visto, pero presentía que las conocía de toda su vida. Y más a ese chico de lentes que parecía de secundaria.. «Satoru..» se repitió en su mente, tratando de averiguar que tenía él de especial.
No habían pasado más de veinte minutos.. después de pasar por el interminable tráfico y enojarse por personas que no sabían manejar correctamente, al fin pudo llegar a la tan dichosa cafetería. El sobre tenía la dirección, así que no fue tan complicado llegar al lugar, además de que anteriormente Margaret le había dicho que quedaba cerca de su trabajo, tal vez visitaría la cafetería de vez en cuando. En el momento en el que abrió la puerta y se adentro al local, instantáneamente escucho el breve sonido de una pequeña campana tintinear. Miro los detalles del sitio con atención, la decoración variaba entre tonos blancos, grises y negros. Le agradaban los colores, no cansaban su vista con facilidad.

Podía percibir leves sonidos de quienes estaban sumergidos en su propia burbuja, algunas personas tomaban un café mientras leían, otras parecían que reflexionaban sobre las decisiones de su vida. Bueno, era interesante adivinar lo que las personas pasaban, pero que hayan experimentado cosas malas no quitaba que la humanidad era una porquería; al menos la mayoría de esta.

Paseo sus manos por sus pantalones de chándal, eran de un color beige que hacía juego con su camisa blanca holgada. Encontró la carta de Margaret en uno de sus bolsillos, la tomo con ayuda de sus dedos y la saco. Decidió ver que contenía el sobre, o como se llamaba la persona quién lo recibiría. Se acercó a la vitrina sin mirar al frente.

—Buenos días.. ¿Qué va a pedir?— Preguntó en un tono gentil la persona frente a él. Por alguna razón, esa voz le parecía.. familiar.

«De: Margaret..»

—Solo un café cargado y.. —

«Para: Satoru..»

—¿Satoru.. Gojo?—. Volvió a hablar, pero ahora repitiendo él nombre en voz baja; apenas pasando de un susurro.

Levanto la cabeza, rápidamente sintió como sus músculos se paralizaban y su voz lo abandonaba cuando logró verlo por primera vez. Su corazón comenzaba a latir con rapidez y un sentimiento de necesidad creció dentro de él.

—¡Sep! El mismísimo Satoru Gojo...— Respondió con una sonrisa genuina, su mirada se reencontró con los ojos de la persona que lo había nombrado. Curioso por él, agregó;

—¿Cómo.. sabes mi nombre?, ¿Te conozco?—.

 sabes mi nombre?, ¿Te conozco?—

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𝖡𝗈𝗋𝗇 𝗍𝗈 𝗆𝖺𝗄𝖾 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗒 * 𝖲𝗎𝗀𝗎𝗌𝖺𝗍𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora