II

74 13 3
                                    

╰┈☆ 𝐂𝐡a𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐰o ☆┈╯

❝ 𝗥𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼𝘀 𝗱𝗼𝗿𝗺𝗶𝗱𝗼𝘀 ❞

Aquellos ojos azules eran como un espejo que reflejaba el tenue color azul de las olas del mar en un viaje a la playa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquellos ojos azules eran como un espejo que reflejaba el tenue color azul de las olas del mar en un viaje a la playa. Era tan magnífico... tan inefable. Su piel pálida se veía tan suave, como si se hubiera fabricado con tanto cuidado tratando de impedir que se rompiera. Había algo en él, algo familiar, como un recuerdo olvidado que intentaba resurgir.

—En realidad... no —comentó después de un tiempo, disculpándose brevemente por observarlo por mucho tiempo—. Me llamo Suguru, Margaret me pidió que te entregara esto —agregó, mientras deslizaba la carta en la barra frente a él con suavidad.

La piel de Satoru se erizó cuando lo escuchó presentarse y decir su nombre con una voz tan cuidadosa. Sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba en una bella y juguetona sonrisa.

Agradeció en voz baja, dirigió su mirada a Suguru y después miró la carta, la observaba con tanto detalle como si estuviera buscando algo que sabía que no encontraría.

—Suguru... ah, es un lindo nombre —halagó inconscientemente. Se aclaró la garganta al recordar que se encontraban en una cafetería y había gente esperando su turno, no podía tomarse la molestia para conversar. O tal vez sí. —¿Dijiste que querías un café cargado, ¿cierto?, ¿solo eso?—

Suguru había olvidado el café, bueno, había olvidado que se encontraba en un local porque su mente estaba ocupada viendo al chico de sus sueños; de una forma muy literal.
Aún con la mirada perdida en el chico y emociones confusas de por medio, decidió hablar nuevamente, buscando prolongar su interacción.

—Y... me llevaré un croissant, solo eso —respondió con neutralidad, imitando las últimas dos palabras con el tono en el que las había dicho Satoru. El chico más alto —por solo unos pocos centímetros— asintió aún con genuina alegría pintada en su cara, y empezó a trabajar en su petición; antes guardando la carta en uno de los bolsillos del delantal que traía puesto.

¿Por qué sentía que conocía muy bien a aquel tipo de cabellera blanca si era la "primera vez" que se veían...? No podía evitar sentirse intrigado.

—¿Acabas de mudarte? Margaret lo comentó —Suguru preguntó, con la curiosidad carcomiéndole la mente—. Perdón si estoy siendo entrometido, no estás obligado a responder —agregó rápidamente.

—Algo así, llegué a la ciudad hace dos meses —explicó mientras terminaba de preparar el café, ahora yendo hacia la vitrina y deslizando suavemente el café por la barra para que su cliente lo tomara—. ¿Y tú, vives cerca de aquí? —preguntó mientras tomaba un plato redondo y unas pinzas, se agachó y tomó el croissant del mostrador de postres.

—Sí, actualmente alquilo un departamento en el edificio de la vieja Margaret.

Gojo se levantó, con ayuda de las mismas pinzas puso el croissant en una bolsa lo suficientemente espaciosa para el pequeño pan, para después colocarla a un lado del café. Suguru sacó dos billetes de su bolsillo y se los entregó al de cabellera blanca, este le entregó su debido cambio sin decir alguna otra palabra de su parte.

𝖡𝗈𝗋𝗇 𝗍𝗈 𝗆𝖺𝗄𝖾 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗒 * 𝖲𝗎𝗀𝗎𝗌𝖺𝗍𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora