Desde que comencé a desarrollar un interés por Nena siempre fui a verla donde estaba, así solo sea para verla o hablar de cualquier cosa. Paola y yo, la cual era una compañera de trabajo, estuvimos conversando de quién me parecía atractivo en la empresa y no se me pasó en ningún momento mencionar su nombre.
Al cabo de un par de meses le dije que me gustaba, ella estaba en la sala 6, la fui a ver, para este momento ya era una rutina, y le dije "creo que me gustas" yo estaba de espaldas subiendo los escalones y ella estaba, aproximadamente, 7 escalones abajo. Sentí un peso menos de encima, porque era casi diario verla, abrazarla sin razón y pasar de hablar casi nada a casi todos los días, de cualquier cosa; así comienzan las cosas hermosas, las cosas hermosas no tienen que ser perfectas, ni darse como uno lo imagina sino espontánea y eso es algo que estoy aprendiendo con ella.
Nena no me gustaba desmesuradamente, fue un gusto bonito, fue entre el amor y la razón y no me arrepiento de ello; fue un compromiso que firmé indirectamente con ella, le estoy dando mi lealtad y a pesar que no todo sea perfecto, doy lo mejor de mí para que lo que tenemos funcione. Es claro que hay cosas que escapan de mi mano, como la intensidad de mis sentimientos hacia Nena, que ella sienta lo mismo, pero precisamente de eso se trata el amor, es dar todo sin esperar algo a cambio.
Un día ella me regaló una arracada que encontró y aunque ella no sepa, ese arete simboliza mucho para mí, es como un punto de inflexión para, es un antes y un después en mi vida personal, cronológicamente yo estaba cerrando muchos ciclos, la vida me comenzaba a sonreír de nuevo, y su brillo simboliza el cómo ella llegó como un ángel.
La tarea, la tarea del arte es esa, es transformar, digamos, lo que nos ocurre continuamente, transformar todo eso en símbolos, transformarlo en música, transformarlo en algo que pueda perdurar en la memoria de los hombres; es nuestro deber ese, tenemos que cumplir con él, si no nos sentimos muy desdichados.
Era julio y estábamos saliendo de ver una película, junto a nuestra amiga Camila, y allí sucedió, entrelazamos nuestras manos por momentos espaciados, pero me sentí elevado, extasiado, feliz.