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Discutiendo Day 23
Era de noche, el frío viento de el anochecer pegaba fuertemente en los dos jóvenes presentes. Ambos caminaban con algo de dificultad, debido al frío. El más alto se detuvo en un poste, para luego apoyarse ahí, contemplaba los autos pasar en la iluminada ciudad.Tomo un cigarrillo de una caja, para luego guardarla y encenderlo.
-Esa mierda va a empeorar si no hacés algo-. Reprochó el argentino mientras dejaba nuevamente salir el humo, está vez en dirección al venezolano, este reaccionó molesto ante la acción del contrario.
-No es tu problema, me las he arreglado para vivir con estás grietas-. Contestó el venezolano.- ¿Tú qué carajo vas a saber de ésto?-Agregó.
-¿Y éso qué? -Contesto malhumorado el mas alto. -No te estás cuidando como deberías-. Reprochó. - No éstas cuidando ni siquiera nuestra relación- Agregó, ésto último con algo de dolor.
El silencio de indignación inundó el ambiente, la mirada que Venezuela posó en Argentina, esos ojos brillantes que iban a la par de la luna, esos ojos grandes llenos de rabia, dolor e injusticia. . . Jamás lo olvidaría.
-. . .¿Qué no cuido la relación?- Repitió el más bajo incrédulo. - ¡No tienes idea de lo he sacrificado para estar contigo! ¿Creés qué es fácil para mí todo esto, no? - Agregó, no estaba tan furioso, pero sí frustrado, frustrado de que su novio no reconociera su esfuerzo.
- ¡Venezuela yo también he sacrificado cosas por esta relación, de éso se trata! Pero veo que vos no lo entendés.- Contestó el argentino, tirando el cigarrillo con mucha fuerza al piso, estaba molesto con la situación, tan molesto que en cualquier momento podría golpear cualquier cosa que estuviera en su camino. Sí, la ira de apoderaba de el demasiado fácil.
-¿Entonces que es lo te molesta? Si mutuamente cuidamos la relación, ¿entonces qué mierda te incomoda? - Preguntó el venezolano desesperado por una respuesta.
Hubo un silencio algo incómodo por unos segundos, Argentina estaba analizando la situación, pensando algo genuino que responder, pero no había respuesta más directa que su inseguridad de perder a Venezuela.
- ¡Me molesta que no te cuides, me preocupas, pero parece que no te importo cuando no te cuidas, no sabes cuánto me has preocupado por todos tus problemas! - Respondió cegado de la ira, no le gustaba la indiferencia de Venezuela no solo hacia si mismo sino que hacía los demás. No parecía querer relacionarse, solo quería aislarse, pero eso perjudicó demasiado a la relación.
Venezuela miró con dolor a Argentina, sus ojos parecían cristales que en cualquier momento iban a explotar en llanto. Odiaba las peleas, odiaba este tipo de situaciones, pero su conducta siempre lo iba a llevar al mismo final.
- Argentina siempre te lo advertí, yo te amo, siempre te amé, pero no quería estar contigo porque sabía que yo te iba a perjudicar. Argentina yo no tengo arreglo, pero tú sí, no merezco estar con alguien como tú. No voy a permitir que te hagas daño por culpa mía, es tiempo de que te deje de hacer daño-. Respondió el caribeño con su voz quebrantada, estaba cabizbajo, no se atrevía a darle la cara, estaba avergonzado de sí mismo.
Argentina odiaba verlo así, lo miró incrédulo, no podía creer lo que acaba de decir, ¿por qué le hablaba como si se estuviera despidiendo? ¿Acaso él...?
-¿Qué mierda vas a hacer?...- Preguntó confundido, jamás vió a Venezuela así, parecía estar un estado de resignación, como sí su vida le diera igual. . .
Venezuela miró aquella ciudad iluminada una vez más, tenía miedo. Argentina estaba aterrado, Venezuela no era lo que aparentaba ser, no era el chico que siempre estaba feliz y sonriente, que era dulce, empático y gracioso. . .Era un chico con la autoestima hasta el piso, al borde de un suicidio. Todo ésto era demasiado para Argentina.
-Venezuela. . .por favor, no me dejes solo-. Suplicó entre lágrimas el más alto, estaba cansado, solo quería ser feliz con su novio, jamás espero todo ésto.
Ambos se miraron por unos segundos, Argentina, lleno de tristeza y culpa, no se le ocurrió otra forma que expresarla con enojo, realmente estaba enojado, finalmente todo parecía ir bien, solo para que un descuido arruine todo.
-¡Sos un idiota!- Gritó Argentina sin más remedio que irse, empujando a Venezuela, este simplemente miró como se iba, no sabía que hacer, veía como se alejaba poco a poco en la carretera, mediante la única pobre iluminación que transmitía los poster de luz.
Venezuela no se dió cuenta que al caer, accidentalmente su mano topó con el cigarrillo que Argentina había tirado con ira, aún no se había apagado por completo, por lo qué sintió un leve calor en su mano por parte de este.
Se levantó débilmente, no sabía lo que iba a pasar, no sabía si lo volvería a ver, no sabía si todo iba a estar bien, pero lo único que quería ahora era ir a su casa y no salir más nunca.
Contempló la ciudad por última vez antes de irse, realmente era un imán para las cosas malas, pero según él, se lo merecía, había sido un egoísta con Argentina, pero no era su intención, sus problemas habían arrastrado a todos al mismo lugar, sin darse cuenta hacía daño, su única manera de evitar éso era aislarse, pero luego llegó Argentina, él cambió todo. ¿Pero ahora que podría hacer sin él?
Todo re triste y el chabón ponía música de Minecraft, jska. Tengo pensado hacer una parte dos, pero más centrada en la perspectiva de Argentina...pero puede que después. Gracias por leer. =]