Los weones alrededor de la mesa de la cocina viendo sus ahorros del mes para pagar el alquiler:
Milan: No puede ser, ¿por qué hay tan poco dinero? —pregunta viendo los miseros billetes que cada uno de sus amigos tenía frente a ellos—.
Paul: ... Tuve algunos problemas cuando fui a visitar a mamá... rompí la urna del abuelo y tuve que pagar para que la arreglaran... je...
Milan: —con los ojos muy abiertos—. Tú... Qué- ¿Sabes? No importa, ¿y ustedes?
Kozume: Hiperfijación —apuntó la diadema de Kuromi que tenía en su cabeza, y luego el peluche gigante que aún seguía con la mitad del brazo saliendo de la puerta de su habitación—.
Mon: Necesidades básicas —se encogió de hombros—.
Milan: Te gastaste tu sueldo en ropa nueva y un nuevo armario porque ya no te entraba más —harto—.
Mon: Necesidades básicas.
Milan. suspiró: A ver cómo hago para que el casero acepte esto —recogió los pocos billetes que apenas superaban la mitad de la renta—.
Mon: Solo haz lo de siempre.
Cuando Milan les miró, Kozume y Paul le hacían señas con las manos indicando una mamada y coger.
Milan solo rodó los ojos y salió.
Guardó todo el efectivo en su billetera y yendo al departamento de su casero, transfirió la cantidad completa del alquiler, más los gastos comunes y un dinerito extra por las quejas del ruido que solían hacer él y sus amigos de noche cuando se... diveetían.
Casero: —abriendo la puerta—. ¡Milan! Mi inquilino favorito, ¿en qué te puedo ayudar?
Milan: —mostrando el comprobante—. El pago del mes ya está listo, y quería pedirte un favor —su voz seria tensó como de costumbre al vejete—.
Casero: Si, lo que necesi- —antes de que pudiera terminar de hablar, la imagen de una chica apareció en la pantalla del celular—.
Milan: Si esta chica llega preguntando por alguno de nosotros, ya sabes dónde llevarla.
El casero solo asintió.
Con una despedida con la cabeza, Milan siguió su camino, en dirección a su trabajo.
El casero suspiró, si, era su mejor inquilino, pero también el que más miedo le daba.
Casero: Pobre chica...