𝒯𝒽𝑒 𝑀❁𝓂𝑒𝓃𝓉

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ѕρєη∂ 1 нσυя тσgєтнєя ωιтн ησ ρнσηєѕ

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❝En un hermoso día como este lo mejor sería quedarse en la cama para no levantarse y estropearlo.❞

—Charlie Brown.

A veces Jon odiaba el trabajo de Soi Fong, así como odiaba la naturaleza responsable de ella.

La había notado tensa toda la mañana cuando regresaban a casa del campamento en la montaña, no había apartado la mirada de su teléfono incluso durante el desayuno y durante gran parte del camino de regreso. Normalmente ambos disfrutaban de una conversación simple actualizándose el uno al otro sobre lo que sucedía en sus distintos espacios o simplemente comían en un silencio relajante, pero en todo ese rato la muchacha casi no había comido porque se apartaba a hablar por teléfono, decía varias veces que era una llamada de su teniente porque este había metido la pata (varias veces en el día al parecer) y necesitaba explicarle cómo diablos reparar lo que había roto el enorme hombre. Cuando terminaba la llamada, la mayoría de las veces con un grito de por medio Soi Fong regresaba y se disculpaba con Jon por aquello, pero no pasaban ni tres minutos para que el teléfono de la capitana volviese a sonar y ésta se volviese a disculpar y apartar.

Jon se preguntó si ella recordaría que él podía oír más que a la perfección todas sus discusiones con Omaeda, los reproches e insultos que le dirigía a su teniente y sus amenazas de arrojarlo a una piscina de lava si no arreglaba las cosas —él retuvo por instinto un estremecimiento cuando mencionó la lava—, por lo tanto apartarse de él era un poco menos que inútil. Sin embargo procuró reservarse el decirle «Escuché todo» al menos hasta que estuviese menos de los nervios, no quería que ella le cortase por completo la palabra hasta que se quitase la vergüenza de encima, y eso, con lo orgullosa que era, podría tardar de media hora a una semana completa.

Después de que desmontaron todo, asegurándose de no dejar la más mínima basura por el lugar, subieron a Moon y a Krypto en el asiento delantero, les colocaron los arneses y emprendieron el camino de regreso a la casa de Jon Shao seguía metida en el teléfono, al parecer había intercambiado la discusión con su teniente de las llamadas a los mensajes, porque Jon con su inhumanamente delicado oído podía notar como ella tecleaba con más furia de lo normal y de reojo veía el ceño irritado en su rostro. No le gustaba verla así, estresada incluso cuando estaba fuera de horario laboral.

—¿Sabías que leer y escribir mensajes en un auto en movimiento es súper dañino para los ojos, Shao? —le dijo para romper el silencio.
—Ya me está doliendo la cabeza —contestó la muchacha con tono seco—. Pero debo asegurarme de que ese pedazo de... —Soi Fong suspiró y consideró mejor sus palabras- Debo asegurarme de que Omaeda arregle lo que ha roto.
—¿No crees que eso es subestimarlo un poco?

🌸ꗥ~ 𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora