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Unos nudillos golpearon la ventana de mi auto al día siguiente mientras estaba sentado en el garaje de Zee, tratando de hacer que mi auto arrancara

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Unos nudillos golpearon la ventana de mi auto al día siguiente mientras estaba sentado en el garaje de Zee, tratando de hacer que mi auto arrancara. Rechinando los dientes, puse el encendido y miré hacia arriba para verlo bebiendo de una taza. Bajé la ventanilla y lo miré. Oh, podría matarlo ahora mismo, o tal vez solo reorganice su rostro con una pala.

―¿Problemas? ―preguntó, jugando al despistado cuando ambos sabíamos que él era todo lo contrario.

―El motor no arranca.

Una línea marcó su frente.

―¿En absoluto?

Sentí que mis labios se afinaban.

―No. Es como si la batería se hubiera agotado, o como si alguien se la hubiera sacado.

Una ceja se levantó.

―¿Crees que robé la batería de tu auto?

―Creo que le hiciste algo a mi auto, porque estaba funcionando bien hasta ahora. ―Había estado tratando de ponerlo en movimiento durante dos minutos completos, pero no pasaba nada. Podría levantar el capó y comprobar las cosas, claro, pero no tendría ni idea de lo que estaba mirando.

Zee se encogió de hombros.

―Es un modelo antiguo, bebé. A veces simplemente dejan de funcionar.

―Y a veces la gente juega con ellos cuando el propietario no está mirando.

Realmente, debería haber sabido que haría algo como esto. No había intentado presionarme para que condujera el nuevo Audi que me había comprado. Estaba tan seguro de que eventualmente me rendiría y lo aceptaría que no se había quejado ni una sola vez que no lo usara, pero Zee no era un hombre que esperaba a que la gente comenzara a bailar con su melodía, ¿verdad? Hacía que las cosas sucedieran y siempre se las arreglaba para superar a la gente.

―Arréglalo ―insistí.

Él frunció el ceño.

―¿Te parezco un mecánico?

―Deshaz lo que hayas hecho.

―Si quieres que llame a alguien para que venga a verlo, lo haré. Sin embargo, no puedo prometer que llegarán aquí pronto. ―Consultó su reloj de pulsera―. Dudo que quieras quedarte aquí y esperar a que llegue un mecánico o llegarás muy tarde a reunirte con tus amigos.

Sí, así era. Que era exactamente la razón por la que él había hecho esta mierda hoy. Sabía que no me perdería este viaje al centro comercial; sabía que les había prometido a James y Gun que los encontraría ahí.

Tomó un sorbo de su bebida, luciendo exasperantemente casual.

―¿Quieres que te lleve al centro comercial?

―No, no quiero. ―Lo que quería era darle una bofetada en la cara. Duro.

Frunció los labios, pensativo.

Compromiso laboral -ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora