Tristeza

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Kakashi Hatake se encontraba en una de sus noches habituales en el bar de Konoha. Las sombras del pasado habían estado persiguiéndolo últimamente, y encontraba refugio en el cálido abrazo del alcohol. A medida que la noche avanzaba  su mirada se perdía en la bebida y fue entonces cuando la puerta del bar se abrió. Era Sakura Haruno, la joven médica de Konoha. Su aroma inundo cada rincón de ese sitio. Él la había visto en el bar en algunas ocasiones anteriores. Ella también parecía buscar una vía de escape de sus propios demonios internos. Sus ojos se encontraron momentáneamente, y una sonrisa triste se dibujó en los labios de la joven.

Sin palabras, se sentó junto a él en la barra. El bartender les sirvió dos vasos de whisky sin necesidad de pedirlo. Kakashi levantó su copa en señal de saludo, y Sakura hizo lo mismo. Bebieron en silencio por un tiempo, compartiendo la complicidad de dos almas que habían visto demasiado en sus jóvenes vidas.

A medida que la noche avanzaba, la conversación fluía entre ellos. Hablaban de todo y de nada, intercambiando historias y risas. Sakura se dio cuenta de que Kakashi no estaba en el bar solo por diversión; había algo más en su mirada, una tristeza profunda que lo atormentaba.

"¿Estás bien, sensei?" preguntó Sakura con preocupación.

Kakashi suspiró, bajando la mirada. "No lo sé. He estado lidiando con algunos demonios internos últimamente. El pasado parece perseguirme sin piedad."

Sakura apoyó su mano en la de Kakashi, ofreciéndole consuelo. "Yo también tengo mis momentos oscuros. A veces, el bar es el único lugar donde puedo encontrar un poco de paz."

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A medida que las semanas pasaban, continuaron frecuentando el bar juntos. Sus encuentros se volvieron más regulares, y sus conversaciones más íntimas. Kakashi encontraba consuelo en la presencia de Sakura, y ella en la suya. Había algo especial entre ellos, algo que ninguno de los dos había sentido antes.

Kakashi comenzó a acompañar a Sakura a su casa después de cada noche en el bar. Aunque era solo un gesto de amistad, ambos sentían que había algo más. Un vínculo especial estaba creciendo entre ellos, un vínculo que ninguno de los dos se atrevía a nombrar.

Con el tiempo, Kakashi dejó de frecuentar el bar por tristeza y comenzó a ir con la esperanza de encontrar a Sakura. Se dio cuenta de que estaba enamorado de ella, pero temía arruinar su amistad si lo admitía. Mientras tanto, ella también comenzó a sentir algo más por su antiguo sensei.

Una noche, bajo el cielo estrellado de Konoha, mientras caminaban hacia la casa de Sakura, Kakashi finalmente reunió el coraje para confesar sus sentimientos. "hay algo que necesito decirte. He estado enamorado de ti desde hace tiempo."

Los ojos de Sakura se llenaron de sorpresa y emoción. "Yo... yo también siento lo mismo."

En ese momento, sus manos se entrelazaron, y sus corazones se unieron en un amor que había crecido a la sombra de las semanas.

Cada acto en ese instante era bastante y a la vez insuficiente: mucho más de lo que su expectativa le dio y mucho menos de lo que la fantasía le hizo imaginar cada noche de soledad.

Con temor lleno sus manos con el rostro de la kunoichi, hasta fundirse en un beso lento, paciente pero apasionado en el cual empezaban a dejar cualquier inhibición de lado. Mas pronto que tarde exploraban sus cuerpos mediante el tacto tímido que tomaba mas confianza al no escuchar una negativa por parte del otro. Y sucedió. El punto de no retorno donde ambos sabían que debían culminar juntos, no por una obligación moral silenciosa sino por la necesidad de demostrarse cuanto se necesitaban. Dejaron el alma en casa caricia, en casa beso, en cada vistazo ante el preámbulo de su deseo. Kakashi pudo vislumbrar un deje de verguenza en ella, pero una sonrisa ladina le permitió continuar bajando su ropa interior para permitirle saborearla tal y como lo hizo antes con su boca. Y la tomó sin dudarlo, trazando con su lengua un camino en vaivenes arraticos que aumentaban cuando ella movía su pelvis hacía su rostro. Pronto sintió la tibieza sobre su boca y lo tomó como el segundo triunfo de esa noche (siendo la confirmación de sus sentimientos el primero).

Sin cuidado se introdujo en Sakura, iniciando un golpeteó necesitado y sucio que resonaba casi en armonía con sus gemidos. Deposito un beso en su frente y acepto que su tristeza por fin había quedado atrás. 


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