Capitulo 1

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-¡Fletch!

Un puño toca a mi puerta. Una y otra vez. Debajo de mí, los ojos de Hannah se abren y comienza a retorcerse. Subo el elástico de sus bragas en su lugar y limpio mis dedos en las sábanas antes de notar que se queda quieta. No hay cerradura en mi puerta. La Escuela Harker no cree en la intimidad.

-Fletch, hijo de puta, abre. -El puño de Brady golpea la puerta y coincide con el ritmo de sus palabras-. Te daré hasta que cuente cinco y luego entraré, y no me importa si te encuentro con alguien.

Ruedo lejos de Hannah, recojo mi ropa interior y tiro su suéter hacia ella.

-Puedes esperar aquí o vestirte y por lo menos tratar de lucir presentable.

Ella se mete su suéter sobre su cabeza y sus suaves senos desaparecen debajo de la áspera tela.

-No quiero meterme en problemas.

Quiero ver que pase eso.

-Cinco -grita Brady desde el pasillo-. En serio, si te encuentro en flagrante abuso de ti mismo, te patearé el trasero.

Jalo de la puerta abriéndola, y él se tropieza hacia adelante.

-Sí, estoy feliz de verte -le digo, empujándolo de mí.

Brady -mi mejor amigo- busca en mi habitación, con los ojos como dardos sobre mi media bolsa abierta de lona y cajas de cartón. Descansan en Hannah, quien está tirando de sus pantalones vaqueros sobre su apretado trasero. Él menea la cabeza y sonríe.

-Amigo, regresaste qué, ¿hace dos horas, tal vez? -Tiene esa manera de arrastrar las palabras, de hacer de una sílaba dos. Siendo chico de la Costa Este, ha hecho un gran trabajo adoptando la forma de hablar de los surfistas en California. Y ya que no surfea, por no hablar de aventurarse en la oscuridad, en el agua violenta que conforma la costa norte de California, es un hábito que encuentro algo molesto.

Me paso la mano por el pelo y busco en la habitación. Hay una cama contra la pared junto a la puerta y otra cerca de las ventanas. Un resistente escritorio y una cómoda de línea alta tercian en la pared. Todos los muebles estándar son edición Harker.

Mi mierda está toda sobre el suelo de linóleo verde institucional. Rompí las cajas de cartón en busca de sábanas. No era que la cama fuera completamente necesaria, pero la mayoría de las chicas prefieren una cama. Y le doy a las chicas lo que les gusta.

-Hannah estaba, ya sabes, ayudándome a llevar mis cosas. No todos tenemos padres que nos traen a la escuela como malditos niños de kínder.

Brady resopla.

-Algún servicio de mudanza.

Hannah termina de abrocharse los vaqueros y trata de caminar junto a él, pero Brady levanta la mano.

-No creo que nos hayamos conocido. Brady Pearson. Y tú eres Hannah...

-Chan.

Él le da su mejor sonrisa tímida, la que a las chicas les encanta.

-Estás en el equipo de tenis, ¿no? ¿En el menor?

-Capitana -replica ella-. Soy la capitana. -Voltea su pelo oscuro por encima del hombro, pasa junto a Brady, y se detiene delante de mí. Su mano caliente acaricia mi pecho desnudo-. ¿Nos vemos más tarde?

-Por supuesto. Más tarde -le digo con desdén, pero todavía sonríe con esa sonrisa dulce de ella y se va al pasillo.

Pateo la puerta cerrándola.

-Estuviste a punto de arruinar mi juego, idiota.

Brady se encoge de hombros y se deja caer en el colchón junto a la puerta desnuda de vinilo. Se agrieta bajo su peso.

CrushedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora