Compañero de vida.

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Se volvió complicado.

Cuando seis meses después ella le dijo que estaba embarazada; recordaría su rostro, lleno de miedo y esperanza, recordaría cómo aquella mañana lloraría sin borrar la sonrisa de su rostro. Se encerró en su despacho y también lloró de felicidad, porque no había pensado en la posibilidad de engendrar un hijo.

Fue inesperado.

Se volvió complicado, cuando en el quinto mes de embarazo tuvo un sangrado inusual y sintió miedo, aquel día lluvioso, el médico le había dicho que el embarazo era delicado y dependía de sus cuidados para que llegara a término. Anthony le pidió quedarse con ella en Bruton Street, donde no solo él la cuidaba, sino también su madre, sus hermanas, sus cuñadas y las empleadas de la casa que tanta estima le tenían.

Le agrada pasar cada minuto a su lado, le agradaba ayudarle todos los días a vestirse, a comer, caminar o a cualquier actividad por más sencilla que fuera.

Ya no lloraba como los primeros meses donde el miedo le embriagaba.

No quería perderlo.

Pero la verdad era que Phillip no quería perderla a ella, no después de que el médico le hubiera dicho a él y solo a él, que, llegado el momento, tendría que elegir a quién salvar: si al niño o a la madre.

Estaba en días, lo que le causó insomnio y terrores nocturnos, donde lo único que le consolaba era verla dormir por las noches.





Estaba ahí, apoyándose en el marco de la puerta, mirándola. Ella tenía los ojos cerrados pero estaba consciente de que él la miraba.

—¿Qué ocurre? —preguntó ella, sin abrir los ojos.

—Debes salir de ahí, Eloise.

Pero ella negó con la cabeza, sacó su mano del agua y la alzó hacia su dirección. Phillip se acercó, sentándose en el borde de la tina, tomó su mano y besó sus nudillos. Después metió su otra mano al agua.

—Se está enfriando —dijo Phillip.

—Así está bien...

—Tienes que salir del agua —dijo de nuevo, tocando sus pies—. Tienes los dedos como pasas.

—No quiero.

—Vamos, El —suplicó—. Temo que vaya a darte un resfriado, está lloviendo afuera.

Eloise abrió los ojos y lo miró; desde hacía un par de meses podía notar algo distinto en su mirada.

—Vamos, yo te ayudaré —dijo Phillip de nuevo, poniéndose de pie.

—Te vas a empapar —Eloise lo miraba, completamente vestido y con las mangas dobladas hasta los codos.

Pero él no respondió cuando ella le extendió los brazos y Phillip la sostuvo con mucho cuidado, ayudándole a salir de la tina.

—Con cuidado, Eloise —le advirtió con dulzura.

No le importó haberse mojado la ropa, ella estaba de pie y la cubrió con una bata de baño, aun sujetándola con fuerza, le ayudó a llegar hasta la cama, donde un par de doncellas ya la esperaban.

Las chicas secaron su cabello, le colocaron su camisón de dormir y le llevaron la cena hasta su habitación. Phillip interceptó el cepillo que tenía una de las doncellas.

—Yo me encargo de su cabello —dijo.

La chica sonrió sutilmente, le entregó el cepillo e hizo una reverencia antes de que se marcharan y los dejarán solos.

PHILOISE || BRIDGERTON || INESPERADO, TAL VEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora