Chapter eleven

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¿Me excedí? Si, tal vez un poco, o mucho...

Pero aún no se controlar las emociones y los celos que de repente aparecieron en mi, mis palabras no fueron las correctas, pero fue un intento desesperado de abrirle los ojos, de alejarla de ese tal "Isaac"

De repente la carretera de su casa a la mía se hizo más corto, y en cuestión de segundos, o al menos así lo sentí yo, ya estaba frente a mi hogar.

Suspire y recargue mi cabeza en el respaldo del asiento, con las manos aún en el volante, apretándolo hasta el punto que estás dolían.

No estaba preparado para bajar del auto y simular cómo si todo estaba bien cuando en realidad era lo contrario, o tener que fingir que no estoy apunto de colapsar por qué no se lo siento realmente y que es un sin fin de emociones que habitan en mi cuerpo que me confunden demasiado...no, no estaba preparado.

Y cómo no estaba preparado, encendí de nuevo la camioneta y volví a tomar camino, no tenía la menor idea a donde iría, pero estar en mi casa no era una buena opción. Lamento mucho dejar a mis invitado solos, pero Tom...el se encargaría.

Tome mi teléfono y me metí a su chat, dispuesto a dejarle un mensaje, al menos para que estuviera tranquilo o se encargara de las visitas.

💌

Bill
Oye, podrías por favor encárgate de Gustav y Georg?

Tom
Pero, saldríamos todos juntos ¿no?
¿Donde estás?

Bill
Tengo unos pendientes, te explico después.

Tom
Si, tú y yo tendremos una plática en cuanto llegues, hay algo que quiero que me aclares.

Bill
Bien, adiós.

💌

¿Sobre que querrá hablar tom? Lo tendría que saber ya que llegará a casa...me dirigí a una cafetería, la cual por suerte no estaba tan llena, pero claro, no pude pasar desapercibido.

"Bill! Eres tú enserio?" Pregunto la chica, encargada de darte la bebida que escogieras.

"Si" respondí con una sonrisa.

"Me darías un autógrafo! No no, mejor una foto o ambas!" Grito y casi su grito me dejaba sordo.

No me negué, de todos modos no traía a mis muchachos para que me cubrieran o algo así. Así que nos tomamos la foto, le di el autógrafo y le pedí un café. El cual me dio de inmediato, agradecí y salir del lugar, para subirme de nuevo a mi auto.

Después de casi una hora de estar manejando, a lo lejos devise una playa la cual no se veía muy habitada en realidad. Conduje hasta ahí, me baje del auto, me quite los zapatos y lleve conmigo el café de antes.

Camine hasta casi la orilla de donde pegaban las olas, me senté en la arena, pequeñas gotas de la brisa pegaban en mi rostro, y mi humor poco a poco mejoró.

Algunas gaviotas se paraban en la arena, para después volar de nuevo, el sonido de las olas me parecía relajante, y de repente la playa se volvió uno de mis lugares favoritos.

[...]

Ahora ya no estaba en la playa, después de tres horas decidí irme a otro lugar. Estaba en algo parecido a un bar, el cual tenía muy mal ambiente, pero mientras fueras a sólo beber (como yo ahora) estaba bien.

𝐋𝐨𝐬𝐭 𝐢𝐧 𝐲𝐨𝐮 / Bill kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora