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Soobin estaba en shock, no entendía por qué el rostro de Chaewon lucía así, marcas de cachetadas y moretones en sus ojos no pasaban desapercibidos, era innegable que la menor tenía unos hermosos y tiernos ojitos, pero sin duda lucirían aún mejor si esas marcas de agresión que tenía.

—Soobin suéltame—pidió la menor intentando cubrirse la cara.

Pero Soobin inmovilizó sus manos con una de las suyas y con la otra la tomó del mentón para analizar aquellas heridas.

—¡Soobin! ¡Basta, te dije que me sueltes! — intentó zafarse la menor.

—Chaewon, ¿Quién te hizo eso? — Soobin preguntó totalmente serio aún sin soltarla.

—No te importa, solo déjame— pidió la menor al borde del llanto.

—¿Fue él? — un sollozo fue la única respuesta que recibió—Chaewon, ¿Tu esposo te hizo esto?

—¿Por qué lo acusas de algo así?! Eso no te incumbe— Chaewon gritó llorando aún con las manos aprisionadas.

—¡Lo acuso porque no convives con nadie más que él aparte de mí, lo sé porque estuviste disponible para mí cada maldita mañana de lunes a viernes, y por las tardes y el fin de semana él fue el único que estuvo contigo, además yo no te lastimé, jamás lo haría, entonces nadie más que él pudo haberlo hecho! — Soobin levantó la voz.

Y Chaewon dejó de hacer cualquier tipo de esfuerzo por soltarse, simplemente apoyó su cabeza contra el pecho de Soobin y comenzó a llorar.

Entonces Soobin la soltó y la abrazó. Acarició suavemente su cabello y espalda aún sin poder sacarse de la mente las imágenes de las heridas de la pelinegra.

Estuvieron un rato así hasta que la menor dejó de llorar y justo cuando Soobin creyó que la chica se había dormido la escuchó hablar—Solo no te metas en mi matrimonio, por favor—pidió con un susurro.

Soobin no quería hacer eso, él sí que quería meterse en su matrimonio, quería ir a la casa de Chaewon a buscar a ese infeliz y partirle la cara, quería lastimarlo diez veces más de lo que había lastimado a Chaewon, quería herirlo, mandarlo al hospital, quería... 

—No lo haré, tranquila—quería demasiadas cosas, pero solamente se limitó a asentir y seguir la petición de Chaewon—Solo no me pidas que me aleje.

Y ella asintió, parecía un buen trato seguir las cosas normales, solamente que ahora tenía miedo de que Soobin no la tratara igual, lo último que quería era dar pena, después de todo él era su amigo por decisión propia, no quería que Soobin se quedara a su lado solo por lástima, si tan solo pudiera regresar unos minutos en el tiempo para no revelar sus heridas, si tan solo no fuera tan tonta, se odiaba ahora mismo por eso, no quería complicar las cosas y menos cuando todo parecía ir tan bien.

Entonces la menor se levantó, necesitaba tiempo a solas para pensar, ahora una persona más aparte de ella y su esposo sabía sobre el maltrato que recibía en casa.

Creyó que se iría fácil, pero no se esperó que Soobin la tomara de la mano y no la dejara seguir caminando.

—No te vayas— Soobin pidió mirándola a los ojos—Por favor.

—Soobin...

—Al menos déjame curar tus heridas antes y si después quieres irte lo aceptaré— el mayor habló sosteniendo con ambas manos la mano de Chaewon.

Entonces a la coreana no le quedó otra opción más que asentir sintiendo como Soobin tiraba de su mano para llevarla hasta su habitación.

Una vez llegaron a la habitación, Soobin entró al baño en busca de un botiquín de primeros auxilios mientras que Chaewon se sentó en la cama, si bien las heridas de la pelinegra no eran recientes, al menos podría aplicarle una crema que ayudara a desvanecer las marcas de violencia en la menor.

Al regresar encontró a la coreana mirando a su alrededor aún sentada en la cama, Chaewon recordaba que Soobin solamente llevaba 4 semanas en Corea y sin embargo toda su casa realmente lucía muy bien amueblada ¿Cuánto dinero tenía ese hombre para vivir así?

Soobin por su parte se acercó hasta donde la contraria estaba para agacharse un poco y comenzar a frotar algo de crema en sus hematomas.

Estaban en silencio mientras Soobin acariciaba, con sus dedos llenos de crema, los hematomas de la menor, estaba concentrado, frotando con delicadeza cuando Chaewon rompió el silencio.

—¿Por qué compraste un piano que jamás tocaras? Digo, los pianos no son nada baratos— ella fue directa, realmente tenía dudas acerca de eso.

Soobin río.

—La sala era demasiado grande, hacía falta una decoración— Chaewon continuó mirándolo—Además lo conseguí a un buen precio, la escuela en donde trabajo quería deshacerse de él.

—¿Eres maestro? —la coreana preguntó interesada.

—Algo así, soy más bien un coreógrafo.

—¿Y por qué viniste a trabajar hasta Corea?

—¿A dónde tan preguntona? — Soobin bromeó bajando su mano a la próxima herida en el pómulo de Chaewon.

—Lo siento—se disculpó la menor bajando la cabeza.

—Solo bromeo— el australiano aclaró levantando el mentón de Chaewon con su otra mano para poder seguir esparciendo crema—Cuando estaba en Australia gané algunos premios en competencias de baile, entonces recibí una propuesta de trabajo de la escuela de artes múltiples SOPA, ¿Has oído hablar de ella?

—¿La escuela de idols? —Chaewon estaba realmente sorprendida.

Soobin soltó una leve risita.

—Si, algunos idols suelen estudiar ahí.

—Oh por Dios, debes ser un buen bailarín entonces.

—Solo lo intento— Soobin respondió con modestia para bajar su mano hasta la siguiente herida de Chaewon.

La ruptura en su labio.

La menor no podía hablar, Soobin necesitaba curar su boca y además, ella no encontraba nada que decir al estar tan concentrada en la caricias que Soobin le otorgaba en los labios.

Desafortunadamente ambos dieron un sobresalto al escuchar la alarma de Chaewon informar que era hora de separarse.

—Gracias por todo, pero ahora debo irme—informó levantándose de la cama.

—¿Volverías mañana? — Soobin preguntó con ojitos de cachorro—Yo... quiero escucharte tocar el piano.

Chaewon lo pensó un poco, ella realmente quería volver... Entonces asintió, Necesitaba sentir de nuevo esa cálida sensación de la cercanía de Soobin.

Quería que la semana transcurriera así, tal como lo había sido la semana anterior, porque gracias a él, el infierno que vivía con su marido ya no era tan espantoso, a pesar de esas tardes de dolor ella tenía la esperanza de poder refugiarse en Soobin al siguiente día. Eso la mantenía un poco tranquila.

Y aunque Soobin no quería dejarla regresar a casa con ese monstruo que vivía con ella, no tuvo más remedio que verla partir.

Y aunque Soobin no quería dejarla regresar a casa con ese monstruo que vivía con ella, no tuvo más remedio que verla partir

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Estéril - Choi SoobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora