CHAPTER ONE

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          CUANDO REI volvió a abrir los ojos, y su vista batallaba para enofocar, estaba enojada, ¿por qué demonios estaba abriendo los ojos? ¡Ella soltó su mano a propósito!

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          CUANDO REI volvió a abrir los ojos, y su vista batallaba para enofocar, estaba enojada, ¿por qué demonios estaba abriendo los ojos? ¡Ella soltó su mano a propósito!

Rei buscaba ser libre y si seguía liderando al ejército en nombre de su señor, jamás podría serlo, estaría encadenada al imperio por el resto de su vida. Estaría apresada con grilletes que tomaban por nombres al honor, la gloria, la lealtad, la victoria, la libertad. La tratarían como el feroz perro que los protege de los malvados.

Cuando, en realidad, lo único que estaría protegiendo serían los bolsillos de los poderosos.

Qué farsa.

—¡Es una adorable niña! —Un hombre castaño y de rasgos suaves sostuvo cuidadosamente a la niña recién nacida, sintiéndose eufórico al tenerla entre sus brazos a pesar de que su esposa aún se hallaba recuperándose de aquel duro parto. —¡Mira, querida, tenemos ojos similares!

La mujer, aquella que poseía rasgos duros y firmes a comparación de su esposo, abrió los ojos con el cansancio apoderándose de su cuerpo mientras su indiferencia habitual se enfriaba en algo más profundo e hiriente. Por eso el hombre fue perdiendo su sonrisa poco a poco; su entusiasmo siendo barrido por la tristeza y el nerviosismo, resultando en una mezcla desagradable que apuñaló su ya frágil y roto corazón.

Él nunca había puesto límites a su esposa, siempre le había cedido todo.

Jamás pronunció queja alguna a pesar de todo el dolor y sufrimiento al que era sometido constantemente.

Entonces, ¿por qué era así?

Y Rei, por otro lado, estaba enojada; no había necesidad de mentir cuando era tan obvio, pero aquella mirada dolió de la misma forma que esa vez... cuando su madre la abandonó en su cumpleaños número cinco. Y su cuerpo de bebé no coperó con su alma de adulta enojada, Rei lloró con lágrimas amargas en nombre de otra familia rota.

Lloró por una familia que nunca pudo ser.

Lloró por las interminables tragedias que estaba destinada a vivir.

Lloró tanto que no descubrió que los lamentos no eran únicamente suyos, se centró tanto en su nuevo dolor que no oyó las disculpas de su nuevo padre.

No alcanzó a oír los lamentos de un padre que la amaba, de un hombre que se ahogaba en su tristeza y de la cobardía que atormentaba su alma.

Pero Rei estaba resentida con los dioses del destino porque no pidió volver a nacer, ella no pidió estar en esta situación; ella quería morir en paz, ser libre de las cadenas que la apresaban. Entonces se sintió lo suficientemente enojada como para desear estar sola de nuevo, desear que sus padres la dejan de lado por segunda vez y, solo entonces, se dio cuenta de que ya había aceptado la situación.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2023 ⏰

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