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Ver morir a Alec había sido lo más doloroso que podría soportar un corazón tan herido como el de Magnus Bane.
Desde entonces, la vida que tanto disfrutaba había dejado de existir. No más fiestas, no más ropa colorida, no más sociedad de Brooklyn.

Magnus Bane, después de atender el funeral de Alec junto a Isabelle y sus hijos, había huido de Nueva York.
Pensó que si el ojiazul no volvería jamás, no tendría ningún sentido permanecer en el mismo lugar donde tantas cosas habían vivido.

Su relación con el nefilim duró más d e treinta años. La muerte de Alec vino inesperada debido a una extraña enfermedad que se estaba esparciendo entre la sociedad de cazadores de sombras.
Jace había muerto seis años antes ne combate. Después de ese hecho, Alec no fue el mismo. La luz en sus ojos azules se fue perdiendo y nada le llenó el hueco en el alma que la partida le su parabatai provocó.

Magnus estaba sentado en el sillón desgastado que daba a la calle. Londres estaba lleno de nuevas atractivos que los mundanos solían visitar, pero no le apetecía salir ni siquiera por una buena taza de café.
El dolor que consumía su alma disminuyó en los últimos veinte años transcurridos. Apenas si recordaba qué Alec se había ido para no volver.
Veinte años que no había hecho nada más que mantenerse solitario y pensar en la promesa de Alec de que volvería a él en su otra vida.

Era complicado porqué no sabía si de verdad existiera para el cazador de sombras otra vida. Desconocía cómo y con qué apariencia volvería su amado.
Magnus conocía un poco acerca de las reencarnaciones, pero jamás estuvo con alguien que la experimentara.

Quería olvidar para comenzar una nueva vida, pero eso era realmente imposible. Alec se había llevado a la tumba su última esperanza de amar. Aquellos treinta y tantos años de relación con el ojiazul se convirtieron en los mejores de la vida inmortal de Magnus. Los vivió en plenitud y completamente enamorado.

Ahora todo eso no estaba. Y esperar el regreso de Alec tenía muchas desventajas. No sabía cuánto tiempo le llevaría reencarnar al alma del nefilim, no tenía idea de dónde nacería el nuevo Alec, cómo sería, qué nombre tomaría...
Y ante todo ¿Cómo lo iba a reconocer?

Todas esas preguntas mantenían perturbada la mente del brujo. Estaba desesperado por descubrir al portador del alma de Alec, pero al mismo tiempo, temía que aquel no recordara nada sobre él.

El llanto llegó como un diluvio matutino; consumió a Magnus por dentro haciéndole recordar cuán grande era su soledad y su sufrimiento al estar lejos de Alec.

Parado en el balcón dejó escapar un grito: -¡Tienes que volver a mi, Alexander! ¡Tienes que mantener tu promesa!

Se dejó caer sobre sus rodillas y con el corazón en la mano, huyó a la soledad de su habitación.

A muchos miles de kilómetros de Londres, en la hermosa Verona, un joven vampiro comenzaba con su nueva vida...

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2015 ⏰

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En mi otra vida (Malec Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora