Me desperté temprano en la mañana solo para notar el frío vacío que descansaba a mi lado, en vez del cuerpo de Caliban. Él siempre se iba antes de que amaneciera, la única noche que se quedó fue la primera, pero luego de establecer nuestros "acuerdos", eso cambió.
Tenía cosas que hacer en el Infierno y yo tenía una vida mortal casi todas las mañanas en la escuela. Pero debía admitir que la primera y única vez que se quedó fue un gran momento, el vacío inminente era un hecho no reconfortante.
Teníamos vidas separadas que se unían en secreto. Podíamos hacer prácticamente lo que queríamos, a excepción de dormir con otras personas. Si había alguien con quien quisiéramos acostarnos aparte de nosotros mismos, todo se terminaría. Había pasado medio año desde que nos conocimos y cinco meses desde que comenzamos con la relación casual, después de darnos cuenta de la atracción entre nosotros, y ninguno de los dos había roto los acuerdos aún.
En mi perspectiva, no había alguien que me atrajera como Caliban lo hacía y estaba bien con eso. Ambos lo estábamos.
Me estiré a lo largo de la cama y cuando estuve lo suficientemente despierta, comencé a vestirme. Caliban había dejado su perfume impregnado en mí, así que tuve que cubrirlo con el mío para tapar su olor. Las tías Zelda y Hilda solían tener un sentido muy filoso para dar cuenta de esos detalles.
En el desayuno, Sabrina no dejó de mirarme. Intenté terminar con todo más rápido para salir antes y evitar que se abalanzara sobre mí, pero no lo logré. Mi hermana era una persona muy determinada y, a veces, algo molesta.
―No te prometí hablarte de él, Brina. ―Le digo mientras me cruzo de brazos, sintiendo el sonido de los pasos de la platinada detrás de mí.
―Es la primera vez que sé algo de tu vida privada, Apola. Haz una excepción por esta vez, por Satán. ―Suspiró algo frustrada, alcanzándome finalmente.
―Nos conocimos hace seis meses y pasamos un mes cortejándonos hasta que llegamos a un acuerdo de tener una relación basada solo en el sexo. ―Comencé, sin ánimos de contar nuestra historia―. No es nada del otro mundo, Brina. Solo sexo y ya.
―¿Solo sexo? ¿Sin ningún sentimiento?
―Al menos hasta ahora. ―Me encogí los hombros luego de asentir hacia ella―. Me ha ayudado en momentos difíciles y, aunque no lo creas, el sexo no es lo único que hacemos. Nos gusta hablar mucho a veces. No lo juzgues por lo que ves.
―No lo hago, solo... pensé que tenían un romance secreto pero no de esta forma.
―Yo no diría que es un romance. ―Le digo, mientras lo pensaba. Éramos amantes pasionales, pero no compartíamos romance entre nosotros como tal, más bien era lujuria―. Pero sí es secreto.
―¿Por qué no me lo dijiste? ―Inquirió Sabrina con un tono mucho más calmado.
―Era un secreto, entre nosotros dos. ―Ella me observó con el ceño fruncido, y continué con mi explicación―. Hicimos unos acuerdos, luego del primer encuentro, donde prometimos no decir nada a nadie. Bueno, ese es uno de los acuerdos. Hay más, claro.
―No te preocupes, no diré nada. ―Aseguró Sabrina, y me volví hacia ella para sonreírle un poco―. ¿Y cuál es el más importante?
―Si algunos de los dos llega a querer acostarse con otra persona, todo debe terminar.
―¿Y si te enamoras? ―Sus ojos brillaron con una ligera chispa de malicia y curiosidad.
Sin embargo, su pregunta no hizo más que ponerme a pensar.
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𝔤𝔬 𝔱𝔬 𝔥𝔢𝔩𝔩, 𝔟𝔞𝔟𝔶 [ℭ𝔞𝔩𝔦𝔟𝔞𝔫]
FanfictionApola Estrella de la Mañana, hermana melliza de Sabrina Spellman, conoce a Caliban y mantienen una relación muy cercana entre ellos dos, hasta que se entera de que él proclama su trono.