Que Putas ━━━━ Yuta Okkotsu. ✓

que putas ━━━ epilogue.

❝Tu eres real, ellos son China, China
El culito rebota y no canta Guaynaa❞

Hitoshi metió el cigarrillo en su boca, buscando con sus largos dedos el encendedor que había sido dejado anteriormente en la mesa sin cuidado alguno. Relajó su posición en la silla cuando prendió finalmente el cigarrillo, soltando sin prisa el humo por la boca. Realmente no le importó que el antiguo líder de su clan estuviera ahí con él, ese hombre había superado un cáncer ya, que habían jurado que lo iba a matar, era un hombre fuerte que podía aguantar un poco de humo de cigarrillo, el cual se había dedicado a fumar toda su vida. Sin embargo, Hitoshi sabía que todo eso era relativo. Su padre una vez le había dicho que nadie se libraba totalmente del cáncer, de alguna forma u otra.

Sora Yoshimura era la clara expresión de eso. El hombre había superado un tipo de cáncer y casi nueve años después, tiempo suficiente y más para enseñarle a Hitoshi como ser el líder del clan, había surgido nuevamente y está vez decidió sencillamente no hacer nada. Sin embargo, Hitoshi estaba seguro que ese hombre todavía podía darle una paliza si de verdad se lo proponía.

— No te enseñe eso para que te viciaras, sino para el estrés — dijo, señalando el cenicero para que Hitoshi dejará caer las cenizas ahí. El adulto joven le dio una sonrisa torcida, pero aún así hizo caso.

— Tu clan me estresa — me encogió de hombros, posando su vista en él prolijo y limpio techo de la habitación de Sora.

— Son tu clan también — le recordó con firmeza. Esos no eran los pensamientos que tenía que tener un líder, Hitoshi lo sabía, pero aprovechaba un poco para molestar al mayor y desahogarse un poco.

— No me lo recuerdes — se quejo, apagando el cigarrillo en el cenicero. Resistió la tentación de encender otro, pues no quería un regaño en ese momento. A Yuta tampoco le gustaba cuando fumaba, así que solía hacerlo en los momentos que no estaban juntos —cuando estaba sumergido en el trabajo del clan o alguno de los dos estaba en misión —. Son un dolor de cabeza.

Sora asintió. Entendía perfectamente la situación de Hitoshi. Los miembros del clan nunca lo habían apreciado, lo correcto sería decir que lo despreciaban totalmente. Sin embargo, no podía meterse a menos que se tratara de un intento de asesinato directo. Sumándole a las desgracias del menor que él era el asesino de varios de los hijos de los miembros del clan, además de hermanos y otras cosas, y era intocable debido a que era el actual líder, contando también que el hechicero de los seis ojos lo respaldaba y un hechicero de grado especial era su prometido. Bueno, Hitoshi también había sido promovido a grado especial luego de su espectáculo en la arena del coliseo. Así que, en consecuencia, lo único que podía hacer toda esa gente era hacerle doler la cabeza hasta que se alterará.

— No te traicionarán — retomo la conversación —. No les conviene.

Hitoshi solo movió la cabeza levemente hacia los lados. No estaba de acuerdo con eso, pero no diría nada al respecto.