|D-O-L-L-H-O-U-S-E|

|"Prólogo"|

-Mamá...No es necesario.-Dijo la adolescente sentada en su cama algo desanimada por la conducta de su madre.

-Claro que lo es!-Le gritó su madre.-Desde que cumpliste los 16 ya no te comportas cómo una señorita! Por qué no puedes ser cómo tu hermano Michael!?

-Es porque maduré! Además, Michael a tus espaldas fuma marihuana junto a sus amigos! Yo soy el mal ejemplo!?

-Mentirosa!-Gritó nuevamente la mujer.-Dime, qué pasó con la niña tierna y dulce que siempre sonreía? Qué pasó con mi verdadera hija?-La miro.

-Murió.-Susurró la adolescente cruzandose de brazos.

-Es suficiente, Lucy!-La señora agarró las maletas y las colocó en las pequeñas manos de la joven.-Vete!-La empujó hacia la puerta.

-Perdoname madre!-Gritó Lucy derramando lagrimas.-Seré la buena hija que siempre quisiste, perdón!-La mujer la miró mal dando su último aliento.

-Usted ya no es mi hija, Adiós, jovencita.-La mujer cerró la puerta dejando a Lucy llorando en la entrada.

-Dime que puedo cambiar...-Miró hacía arriba esperando una respuesta silenciosa.

Una voz masculina la saco de su mente.

-Señorita Healtton?

-Sí, soy yo.

-La espero en el auto.-Lucy le dio una leve sonrisa al hombre, miró su casa por última vez & suspiró. Ella sabía que sería la última vez que volvería a ése lugar al que en algún momento de su vida llamó "Hogar".

Subió al auto, el paisaje era neutral, no era ni lindo ni horrendo.

Lucy comenzó a pensar cómo será su vida ahora, dio un giro equivocado, ahora deberá vivir con ello.

-Srta.Healtton, llegamos a su destino.

La joven miró hacía todos lados, al girarse se cayó en cuenta de que él hombre se había ido.

Lucy volvió a mirar, había un bosque con muchos árboles, a lo lejos había una casa.

Comenzó a caminar hacía ella, era extraña y misteriosa, lo único que pensó al ver fue:

"Mamá, a donde me enviaste?"

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-Laruu$mile.