Epílogo🥀

588 32 6
                                    

─────── ✧ ───────

𝓥𝓸𝓵𝓿𝓮𝓻 𝓪 𝓮𝓶𝓹𝓮𝔃𝓪𝓻

6 𝔪𝔢𝔰𝔢𝔰 𝔡𝔢𝔰𝔭𝔲é𝔰

Los meses han transcurrido y con ellos mis ganas de querer seguir en este mundo de mierda.

Por eso después de salir de la central aquella noche, decidí tomar un vuelo hacia cualquier parte del mundo con mi hija y desconectarme de la realidad, Adriano quiso acompañarme junto con su hija, lo ha tomado como unas vacaciones y me parece bien, los dos necesitábamos desconectarnos de la realidad.

Llevamos meses conociendo todo el caribe, su hermosa gente, la deliciosa comida, su bisutería, música, puedo decir que lo mejor se encuentra por estos lugares, no tienen nada que envidiarle a nosotros los italianos, simplemente me caso con el caribe.

Actualmente, llevamos un mes disfrutando de las deliciosas playas de República Dominicana, compramos una hermosa villa en el municipio de Miches, hermoso lugar y hermosa gente. Me he enamorado de este lugar, nos encontramos en una hermosa playa llamada Costa Esmeralda, la realidad es que no tengo ninguna intención de irme de este hermoso lugar.

― Por lo visto a las niñas les ha gustado República Dominicana.― Adriano se recuesta en la tumbona que está a mi lado.

Miro hacia el cielo, una sombrilla de paja nos cubre del sol, estas se mueven de un lado a otro por culpa de la refrescante brisa.

― La persona que no le guste República Dominicana o más bien que no se enamore de este hermoso país, es una persona con gustos pésimos.― alzo mis lentes de sol a la altura de mi cabeza.

― Pienso lo mismo que tú, no sé como no pensé visitar este país antes.― toma su botella de cerveza y observa a las niñas jugar y hacer castillos de arena.

― Siempre hay una primera vez para todo.

La realidad es que a mí tampoco se me había ocurrido la grandiosa idea de visitar este hermoso país, pero a raíz de todo lo sucedido vine al país sin planearlo.

― ¿Deseas algo de tomar? Llevas toda la mañana acostada en esa tumbona sin ingerir nada de líquido.― sonrío por su cara de preocupación.

― Relájate, tomé agua de coco, hace un rato mientras tomabas una ducha.

― Domenico vendrá esta noche, al parecer se ha cansado de conocer Santo Domingo.― ambos reímos al pensar en la hermosa Dominicana parlanchina que ha sacado de sus casillas a nuestro amigo.

― Aquí lo esperaremos a brazos abiertos.― reímos de solo pensar los días exhaustos que ha debido de pasar con la hermosa mujer.

― O con los oídos abiertos, mejor dicho, no dudo que a su regreso nos cuente las ocurrencias de la mujer que conquistó su corazón.

― Corazón no creo.― le quito la cerveza y tomo un trago extenso.

― La realidad es que la morena es hermosa, nunca en mi vida había conocido a una mujer con un color de piel tan hermoso como el de ella.― le extiendo la botella para que vuelva a tomarla.

― Es bella y las curvas que tiene ni se diga, las dominicanas son hermosas, creo que por eso no quieres que volvamos a Polonia.

― ¿Cómo qué Polonia?― frunce el ceño.

― Creí que te lo había comentado.

― Al parecer no me has comentado nada, no tenía idea de que volveríamos a Polonia.― me mira mientras tomo un cigarro y lo llevo a mi boca.

― Así es, quiero alejarme de todo, por mí y por mi hija.

― ¿Es eso? ¿O no quieres volver a ver a Saúl en Florencia?― solo escuchar su nombre hace que todo por dentro de mí se quiebre.

― Deseo volver a Polonia por la seguridad de Hera, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de mi venganza.

― ¿Qué significa eso entonces?

― Hera vivirá en Polonia con Pedro, yo iré a Florencia a terminar con Artemisa, después volveré a Polonia y continuaré mi vida junto a mi hija.

― ¿Qué hay de Saúl?

― Hasta ahora no sé nada de él y me parece perfecta la idea de que sea así.

― No te engañes, algún día tendrás que verlo. ― suelta un suspiro.― Cuando eso suceda no hablará tu mente, lo hará tu corazón.― palmea mis piernas y entra a la villa, dejándome sola, absorta en mis pensamientos.

Ojalá no volver a verlo, no quiero hacerle daño, por más que me aferre a la idea de que lo odio, la realidad es otra.

Por más rencor que sienta, dolor o decepción, no quiero herirlo, pero mucho menos verme una vez más débil ante él.

Sed de poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora