Capítulo 9.

687 43 1
                                    

Ya ha pasado tiempo desde que entré a la preparatoria, comencé a hablar con unos chicos que se me acercaron un día en el receso.
Son tres chicos y dos chicas, Mario, Alex, Marco, Danna y Jimena, son de mi edad y me llevo bien con ellos, son amables.

Las cosas han mejorado, estoy comiendo mejor y ya tengo un poco más de ánimos, hay un rumor de que pronto harán una fiesta de bienvenida para los de nuevo ingreso, no estoy convencida de ir pero mis amigos quieren que vaya y mi madre también quiere que salga, de todas formas. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Dylan me ha insistido demasiado para que volvamos a ser amigos y lo he estado pensando, le dije que hablaríamos hoy a la hora de receso y el accedió.

Le dije a mis amigos que tenia algo que arreglar y que los vería después, caminé hacia donde le dije que nos viéramos y él ya estaba ahí.

—Hola— dijo saludándome.

—Hola— metí mis manos a mis bolsillos y me senté.

—Olivia sé que lo que hice estuvo mal, no debí dejarte sola, de verdad perdóname— trató de tomar mi mano.

—Está bien, pero necesito tiempo— quité mi mano.

—Lo que necesites— me sonrío.

—Tengo que irme, nos vemos después Dylan— me levanté y me fui.

Me dirigí hacia donde mis amigos y comenzamos a hablar sobre la fiesta de bienvenida.

—¿Qué piensan ponerse?— dije tomándole a mi jugo.

—Lo que sea— dijo Alex.

—Yo quiero ponerme un vestido negro— dijo Danna sin prestar atención.

—Yo un vestido igual— dijo Jimena escribiendo en su celular.

—Pues lo de siempre— dijo Marco abriendo una bolsa de papas.

—Pues no lo sé— dijo Mario jugando con sus manos— ¿y tú?

—No lo sé, ya saben que no estoy muy convencida de ir— con una mirada perdida.

—Tienes que ir Olivia, tienes que salir más, aparte ya quedamos con tu mamá y le prometimos que te haríamos salir más— dijo Mario regañándome.

—Exacto— dijeron los demás.

Me quedé callada y pensando.

[...]

Pasaron las últimas clases y me fui a mi casa, al llegar mi madre no estaba pero había una nota diciendo que llegaría más tarde. Me fui a mi cuarto y terminé unas tareas que me habían dejado en la preparatoria.

Estaba acostada en mi cama viendo mi serie favorita cuando sin darme cuenta me quedé dormida. Después de cierto tiempo me desperté un poco asustada, mi celular estaba sonando como loco, era Dylan, tenía millones de mensajes y llamadas de él, abrí las notificaciones y me preguntaba si estaba en mi casa y que estaba afuera.

Cuando pude abrir bien los ojos salí de mi cuarto y fui a abrir la puerta estaba adentro de su carro, se bajó y se acercó hacia mi.

—Hola, ¿Qué pasó, todo bien?, estaba dormida— dije pasando mi mano sobre mis ojos.

—Disculpa si te desperté, quería venir a verte— me sonrío inocentemente.

—Ahh, pasa disculpa— le hice un gesto con la mano para que entrara.

—¿Como has estado Oli?— preguntó interesado.

—Pues bien, ¿y tú?— bostecé.

—Me alegro, yo bien— sacó unos chocolates de su mochila— mira, te traje esto.

—Muchas gracias— los tomé.

Estuvimos hablando por un rato y volvió a disculparse por lo que había pasado, jugamos algunos juegos de mesa y pedimos comida.

Escuché que la puerta se abrió y mi madre había llegado.

—Hola hija, Hola Dylan— dijo abrazándolo.

Mi madre ya sabía que Dylan y yo habíamos arreglado las cosas y aunque se molestó por lo que él había hecho dijo que estaba bien y que a veces las personas cometíamos errores.

—¿Te quedas a cenar?— preguntó mientras terminaba de hacer la cena.

—Me encantaría— dijo alegremente.

Yo sabía que mi madre le tenía mucho cariño, al igual que yo, y pues realmente siempre me demostró ser un buen chico, tal vez yo fui la que malinterpretó las cosas.

Terminamos de cenar y lo acompañé a la puerta.

—Hasta mañana Dylan— sonreí.

—Hasta mañana Oli— me sonrió de vuelta.

Se fue y cerré la puerta.

—Te alegra ser su amiga de nuevo verdad— dijo mi madre sonriendo.

—Uno siempre vuelve a donde es feliz— me reí y entré a mi cuarto.

Amor sin límites Donde viven las historias. Descúbrelo ahora