𝐏𝐀𝐏𝐏𝐒𝐄 ┇Valentín cumple quince años, edad en la que la gente recibe un tatuaje en su muñeca con las palabras que su alma gemela les dirá cuando se conozcan. Luka, su hermano mellizo tiene una marca tan pronto como la llega la medianoche, pero...
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Valentín miró con desinterés mientras todos los demás se reunían en una ronda en torno al primero de su clase en cumplir quince años, la edad en que las palabras que les diría su alma gemela cuando se conocieron quedaron marcadas en sus muñecas por una fuerza invisible. Gimió cuando los demás comenzaron a decir 'ooh' y 'ah' sobre las palabras escritas en cursiva con tinta negra en la pálida muñeca del estudiante en el centro de la ronda..
Valentín Barco cumpliría quince años en cuestión de días y, a diferencia de todos en el mundo, no le interesaba en absoluto lo que le diría su alma gemela. Al menos eso es lo que él prefería creer. ¿Qué importaba cuáles fueran las primeras palabras de la persona cuando podían pasar la vida juntos? No es que al italiano le gustaría pasar toda su vida con alguien. No le gustaba el compromiso.
"¿no estás emocionado?" Valentín levantó la vista para ver a su alegre hermano, Luka, le preguntó. El más joven se dejó caer en el asiento junto a Valen, charlando como una tormenta. "¡En dos días vamos a tener las palabras que dijo nuestra alma gemela en nuestras muñecas para mostrárselas a todos!" Valen había sabido durante años que Luka estaba emocionado por el momento en que su muñeca estaría cubierta con esa tinta condenatoria.
"No, no estoy emocionado". El mellizo mayor puso los ojos en blanco. "Eso ya lo sabes, ahora cállate. No me importa de una forma u otra. En realidad, espero no tener un alma gemela".
Lukita jadeó. "¡No podes decir eso en serio!" Tiró de la manga de su mellizo, tratando de que Valentín lo mirara. "Sé que no. Estás de mal humor como siempre".
"Todos, tomen asiento". El sonido retumbante de la voz de su profesor resonó por toda la clase. Todos los estudiantes, excepto Luka y Valentín que ya estaban sentados, se apresuraron a sus escritorios asignados.
Finalmente llegó la noche del cumpleaños de los mellizos. Luka se negó a dejar que Valen durmiera un poco, pero era viernes por la noche así que a Valentín realmente no le importaba. Esperaron en silencio hasta las 11:59. Luka empezó a impacientarse y se levantó para pasear por la habitación, incapaz de contener su emoción. "¡Un minuto más, vamos a saber exactamente lo que nos van a decir! ¡Quién sabe, tal vez estén en la misma clase que nosotros!"
El mellizo mayor se burló, pero en realidad también estaba un poco ansioso. ¿Qué tendría que decirle su alma gemela? ¿Sería molesto como ese estúpido niño de cabello rubio llamado Federico, o sería amable como Luka? Valentín se encontró contando los segundos en su mente, la espera casi lo mata. "Vamos vamos." Instó al tiempo a avanzar, agitándose. ¡Seguro que había sido un minuto!
De repente un grito ahogado llenó la habitación, el tenue resplandor de la lámpara iluminó la muñeca de Luka. "¡Recuerdo eso! ¡Me acuerdo que alguien me dijo esto pero no recuerdo dónde!" Valentín miró a su mellizo en pánico, sin querer mirar su propia muñeca. No se sintió diferente en absoluto, nada parecido al habitual cosquilleo asociado con la escritura.
Finalmente, Valentín echó un vistazo a su muñeca. Sus ojos se abrieron, porque no importaba en qué dirección girara y tensara su muñeca, estaba en blanco. En pánico internamente, buscó en su otra muñeca. Valentín incluso corrió hacia el otro lado de la habitación, encendiendo las luces. "No, no, no," repitió el pelirrojo en un susurro, con el pánico impregnando su voz. No importaba de qué manera lo mirara, sus dos muñecas estaban en blanco.
