𝐏𝐀𝐏𝐏𝐒𝐄 ┇Valentín cumple quince años, edad en la que la gente recibe un tatuaje en su muñeca con las palabras que su alma gemela les dirá cuando se conozcan. Luka, su hermano mellizo tiene una marca tan pronto como la llega la medianoche, pero...
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Había pasado otra semana desde que Valentín comenzó a aprender el lenguaje de señas. Se había llevado los libros a casa y se había presentado en el departamento de Agustín todos los días, quedándose durante horas seguidas para practicar junto con Luka y Juan. Agustín había conseguido que los tres dominaran el alfabeto y ahora podía hablar con ellos libremente sin tener que utilizar el cuaderno. Más adelante decidió enseñarles los movimientos más complicados de la lengua de signos.
Agustín se paró frente al espejo, asegurándose de verse presentable. Los tres terminarían en cualquier momento y no quería parecer un desastre durante toda su visita. Como si fuera una señal, escuchó abrirse la puerta de su apartamento. Luka ya ni siquiera se molestaba en llamar a la puerta. Había descubierto que la llave de repuesto estaba encima del marco de la puerta y prácticamente entraba cuando quería.
"¡Buenas!" Luka lo saludo. "Agus, no vas a creer a quién me encontré en la calle". Agustín entró a la sala para ver a Luka y Valen ya sentados en su sillón. Juan no estaba a la vista, pero eso era normal. Era un día laboral y todavía tenía que asistir a clases. "¡Vi al hermano de Juan otra vez! Lo conocí cuando estábamos juntos en clases, pero pensé que se había mudado o algo así. Juan nunca habla de él".
Agustín sonrió. "Viste a Gino, ¿eh? Lo conozco, aunque sólo lo vi una o dos veces. Siempre aparecía en la heladería y últimamente viene con un chico que Matías me dijo que era Facundo". Agus no creía que entendieran lo feliz que estaba de que lo entendieran. Por fin podía hablar con alguien que no fuera Matías sin sufrir calambres al escribir.
Valentín puso los ojos en blanco, sonriendo levemente. "Habla mucho", rápidamente le hizo señas a Agustín, sin querer que Luka supiera que estaba hablando de él. Ésa era otra cosa que alegraba a Agus. Ahora que Valentín sabía algo de lenguaje de señas, habían estado intercambiando mensajes entre ellos sin que nadie más se diera cuenta. Amaba la privacidad, los chistes que compartían y los secretos que juraban no contarle a nadie.
"Che Agus, sé que esto puede ser un poco grosero, pero ¿qué pasó con tu cuello?" Luka preguntó inocentemente. Agustín se tensó de inmediato, recién notando que se había olvidado de ponerse algo para ocultar las horribles cicatrices en su cuello. Su mano viajó hasta su cuello, palpando las marcas pálidas y elevadas que destacaban contra la piel bronceada.
